Vergonzoso corporativismo católico

La llegada del cardenal Sean O’Malley, presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores en Paraguay para participar del II Congreso Latinoamericano sobre Protección al Menor desempolvó la lucha que sostiene contra un sistema encubridor católico y jurídico la estudiante Belén Whittingslow, desde que denunció por acoso al profesor de la Universidad Católica (UC) Dr. Cristian Kriskovich en el 2013.

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La mujer está refugiada en Uruguay y la Iglesia Católica, junto con el sistema judicial le siguen dando un vergonzoso guiño cómplice al docente, a casi diez años del escándalo. No obstante, hace unos días el Cardenal Adalberto Martínez solicitó a la Universidad Católica que Kriskovich sea apartado. Lo que llamó la atención, pues la madre de la denunciante había dicho que en el 2018 ya pidió la ayuda de Martínez, pero que el “corporativismo católico” primó, debido a eso, resultó llamativo la reciente petición del Cardenal. Pero, al enterarme que un alto pontificado que lleva adelante la tarea de resarcir los daños que se cometieron desde la Iglesia Católica con niños y familiares víctimas de abuso estaría por Paraguay, todo tuvo sentido. El cardenal Martínez no tuvo más remedio que pedir su salida y así desmarcarse del escándalo.

La estudiante mil veces intentó exponer los mensajes en donde el docente de la Universidad Católica supuestamente le pedía fotos en paños menores y quería encontrarse en privado con ella para “ponerla contra la pared”. Sin embargo, desde el sistema judicial, donde Kriskovich tiene influencia, le negaron dicha petición. En tanto que, en el ámbito religioso y educativo, el rector de la UC, Narciso Velázquez defendió al denunciado porque supuestamente no existía vínculo profesor-alumna al momento de los mensajes y el caso fue archivado.

El hecho fue calificado como un simple galanteo. Hay, sin embargo, elementos poco transparentes dentro de la investigación judicial y el sumario de la UC que rozan el encubrimiento y deshonra la confianza puesta en el docente y mancha a la iglesia.

Si bien, la Iglesia Católica en su historia tiene nefastos antecedentes por encubrir a pederastas, violadores y acosadores, ahora con el papa Francisco a la cabeza, se busca cambiar. Sin embargo, en Paraguay el sistema todavía los encubre y eso quedó demostrado con lo ocurrido en la UC y con el sacerdote Silvestre Olmedo, denunciado también por acoso sexual.

mblanco@abc.com.py

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