Presente griego

“No creo en las brujas, pero de que las hay, las hay”, dice una antigua y hasta jocosa frase para hacer referencia a imponderables que a veces ocurren. Otra muy conocida dice que en determinados asuntos, entre ellos la política, “el que no corre vuela”.

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Estas referencias vienen a cuento de un presente griego, con moño y todo, que la administración saliente de este tortuoso periodo en la gobernación de Itapúa pretendió dejar al gobierno entrante, con el presuroso llamado a licitación en dos de los más apetecibles rubros en el que gastan el dinero del pueblo: el de la merienda y el del almuerzo escolar.

Pese a que este periodo culmina en menos de tres meses, “deslizaron” un llamado a licitación para nada menos que los dos próximos años, con convocatoria de cierre para de junio, como para dejar atado el paquete.

Evidentemente, existen poderosos intereses detrás de un programa que deja suculentas ganancias. Un negocio que tiene un apetecible efecto de “derrame” a funcionarios ubicados en lugares clave de la administración pública con poder de inclinar la balanza para quienes “ganan” las licitaciones.

Alguien alguna vez acuñó la frase de que Paraguay es un “cementerio de las teorías políticas”, fundado tal vez en la peculiar forma de hacer política en nuestro país. Yo diría que Paraguay es un “cementerio de las buenas intenciones”, por causa de la inveterada corrupción que pareciera ser parte de nuestro ADN.

Las más altruistas intenciones terminan estrellándose contra ese invisible, impenetrable, ¡pero vaya que tangible!, muro de la corrupción.

Un programa como el de la merienda escolar, que se implementó como respuesta a una crítica situación de nuestra realidad social, el de niños que van a la escuela sin desayunar o almorzar por la condición de pobreza en que viven miles de familias paraguayas, se convirtió en una fuente más para el pillaje.

Apenas se puso en marcha el programa de la merienda escolar y ya salieron los buitres de la política y sus aliados “empresaurios” con las uñas bien afiladas para echar mano del jugoso presupuesto.

Una buena intención se convirtió en apetecible bocado para intendentes, gobernadores y sus aliados comerciales. Grandes fortunas ya se hicieron con el hambre de los niños de este país.

El programa merienda y almuerzo escolar requiere de una profunda revisión si pretendemos que cumpla su objetivo, y no una oportunidad más para los predadores de siempre. Y, naturalmente, una insobornable honestidad de quienes manejan la plata del pueblo, casi una utopía.

jaroa@abc.com.py

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