Judas Kai y la censura

Arremeten contra los débiles y censuran la sátira popular. Con el argumento de la “seguridad”, inspectores municipales (presuntos hurreros colo’o) habrían intimidado a trabajadores del Paseo de los Yuyos (Mercado 4) por exhibir a los muñecos “Judas Kai” con nombres de políticos. Como si fuera poco, los emplazaron a saldar las deudas por canon municipal, recordándoles, “sutilmente” que ellos tienen el poder y pueden desmantelar los humildes puestos callejeros de un plumazo si no los “obedecen” ... Ni el Judas Kai del Patrao se animó a tanto.

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Año a año, como un desagravio, los muñecos Judas Kai son muy esperados por representar una de las pocas oportunidades con las que el colectivo social “castiga” a quienes los han decepcionado. Y cuando decimos decepción se incluye a personajes de la política, la economía, la justicia, el deporte, la actividad musical y otros.

Figuras públicas que por su carácter de tal están al escrutinio público por sus actos. Así en años anteriores han sido protagonistas personajes de trapo, madera y papel como Lugo, Pelusso, Cartes, González Daher, Chiqui, el Covid, Mborito, Doja Cat, Roque, Tacuara y otros “próceres” han sido nominados para Judas Kai, que a medianoche el 24 de junio han estallado convenientemente para la algarabía de la muchedumbre que, terminado el espectáculo, ha regresado a su casa y al día siguiente se ha olvidado del asunto.

La noche de San Juan es una de las fiestas juninas más esperadas en el calendario popular paraguayo. Coincide con el solsticio de invierno, en nuestro hemisferio y se llevan a cabo fiestas populares en la que no faltan las comidas típicas y los tradicionales juegos (pelota tatá, yvyra syi, paila jeherei y otros). También se recuerda a Judas, el apóstol traicionero, que es representado en nuestro país en forma de muñeco a escala humana y al que se le colocan bombas de estruendo y el polémico cartelito que asigna al Judas del año.

Es una tradición inocua y una oportunidad laboral para los emprendedores que ganan en promedio unos G. 200 por muñeco. Para quienes tienen corteza mental y no entienden el sentido satírico y cultural, un Judas con el nombre de su “patrón” es un insulto al que responden con censura y represalias. Esto no es algo que debamos tomar a la ligera.

Hoy son advertencias, ¿mañana qué les espera a los trabajadores del Mercado 4? ¿Golpes? ¿Tal vez la muerte? Parece extremo, pero con los hurreros de turno ofendidos por un Judas Kai, nunca se sabe. Finalmente, ellos no necesitan un 24 de junio para quemarse solos en cualquier época del año.

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