La recomendación es seria: si ustedes no dan frutos como tienen la obligación de hacerlo, esta viña les será quitada para ser entregada a otros. Si la persona no se importa con los dones del Señor, y con la responsabilidad moral de ampliarlos, corre el riesgo de hundirse en su proyecto mezquino. Un modo de no dar frutos es rechazar a Jesucristo, para dejarse embaucar con las ideologías idiotas y cretinas que pululan por la sociedad, y coloridas tonterías, que son lobos vestidos de ovejas. San Pablo enseña qué significa dar muchos frutos: el objeto de nuestros pensamientos y actitudes debe ser todo lo que es verdadero y justo, es decir, sin corrupción, sin indecencias y sin manipulación del semejante. Asimismo, lo que es amable, por ello, entraña obras de fraternidad, y de respeto por los demás. Amable significa: “lo que es digno de amar”. Para dar muchos frutos no debemos angustiarnos de balde, por pequeñeces que no tendrían que estresarnos, ya que somos bendecidos por el Señor. Hay que ver las cosas lindas que existen en la propia vida.
Es cierto que todos luchamos con dificultades, pero no nos dejemos desalentar por los altibajos de la existencia. El camino es recurrir a la oración, acompañada de acción de gracias, que es justamente el significado de la Eucaristía.
Paz y bien