Nepoinútil o la generación de inservibles

La hija del vicepresidente Alliana, con ser muy bella, parece inepta para desempeñar cualquier labor en el sector privado. Esto se colige de la manera desesperada con que los cartistas la defienden como “funcionaria” en Diputados, donde no cumple ninguna función productiva que se sepa. Pero ahí, por obra y gracia de papá, recibe 18 millones y más que le pagamos los hijos de la Patria paraguaya que parió a esta pletórica generación de brutos y cleptómanos que nos “gobiernan”.

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Para ganar 18 millones en el sector privado se debe tener una hoja profesional adornada de doctorados, posgrados, especializaciones, experiencias, habilidades tecnológicas, jerarquía ostensible, prestigio irrebatible, brillo dialéctico, idiomas.

La señorita de marras difícilmente tenga alguna de estas cualidades. Pero ostenta algo básico: es la hija del vicepresidente. Como diría un amigo mío malpensado y malhablado, es la Flor del Florero.

Los políticos han establecido un axioma que se va generalizando: ya que no tengo confianza en que mi hijo sirva para ganar ni tan siquiera sueldo mínimo en el sector privado, le voy a ubicar en Diputados en un cargo de confianza, confiando en que ahí nadie se va a dar cuenta de que no sirve para nada. Para eso mandamos. Estamos en democracia y todos tenemos derecho a trabajar. Es decir, a cobrar, porque de trabajar, no hablemos.

Por otro lado, pareciera que Dios creó a los asesores y los envió a Diputados, para que hicieran Patria facturando en Familia. Así se cumple la sacra trinidad que esgrimían los cartistas en su campaña: diospatriayfamilia. Y nosotros ponemos la plata para que estos “asesores”, que cada vez vienen más jovencitos e ignaros, practiquen en su “cargo de confianza” para integrar la siguiente generación cleptócrata, es decir, de mondaha partida, diría Chivé Mendieta, amigo de Helio Vera.

En el Paraguay, especialmente en el Congreso, Plato Volador de árganas bien llenas, sobra plata para mantener parásitos políticos y cafichear en las compras. Ahí están los nuevos sillones y las computadoras (de adquisición semiabortada) cuyo precio hace presumir que fueron fabricadas en oro macizo. No descartemos que un nuevo sillón sea necesario para sostener las sacrificadas asentaderas de Dionisio, el ario, o que a Chaqueñito, el neomacho, le falte una compu capaz de atesorar la llameante pasión de su dialéctica cartesiana. Pero paremos la mano ¡che! Busquemos un mejor Trato, uno más convincente.

Volvamos a los nepobebés, la Tierna Podredumbre cartista que se reproduce gracias a la fértil plata dulce estatal. J. Natalicio González, el último doctrinario colorado, habló del Estado servidor del hombre libre. Pero parece que los neocolorados actuales le entendieron mal, porque hoy impera el Estado servidor del hombre inútil (no vengan con que Natalicio dijo “no habrá ningún colorado pobre”; jamás dijo eso).

Un gobierno, en cualquiera de sus poderes, que vive más para alimentar a su nepoinútil prole parásita que para responder a las necesidades de la ciudadanía, está sembrando generaciones de inservibles y no merece ningún respeto.

nerifarina@gmail.com

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