Política y transporte público

En las últimas semanas se habló mucho de la crisis del sistema de transporte público. Es un tema antiguo que sigue siendo tan actual. A pesar de los reclamos de la ciudadanía no tiene viso de solución. El gobierno no muestra voluntad política para resolverlo. Por parte de los empresarios vemos que se preocupan más por sus propios intereses que la vía crucis que viven los usuarios.

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Los pasajeros que esperan horas y horas en las paradas pasan las de Caín en días de lluvias intensas o calor sofocante. En invierno la gente madruga para viajar y retornar a sus casas después de terminar las jornadas laborales. Muchos llegan tarde a sus sitios de trabajo lo que les perjudican enormemente ya que sufren descuentos de salarios o suspensiones injustas. Los estudiantes universitarios de noche pasan un calvario y más peligroso todavía con la terrible inseguridad que existe. Cuántos jóvenes ya pagaron hasta con sus vidas siendo víctimas de asaltantes y delincuentes. Pero las autoridades no responden. En abril pasado el viceministro de transporte prometió aplicar una estrategia para resolver este drama en menos de un año. Cada vez las nuevas autoridades al asumir los cargos dicen lo mismo sin hallar jamás una respuesta práctica y rápida.

Además de aumentar el número de usuarios observamos menos unidades de colectivos. El informe señala que de 2.500 vehículos bajaron a 1.700 en capital y área metropolitana. Los transportistas hacen presión cuando quieren alzar el precio de los pasajes y realizan reguladas. De nada sirve que el Estado con el dinero de todos los contribuyentes les subsidien el combustible si mienten afirmando que pierden porque en qué cabeza entra que van a perder si siguen operando cada vez con más riqueza a costa de nosotros.

Y nunca ofrecen buen servicio. Sus chatarras paran cada cuadra y tenemos que bajarnos para esperar otro bus que nos lleve a destino. Aunque cobren pasaje diferencial se va repleto y colgándose en las estriberas los pasajeros a punto de caer bajo las ruedas. No todos tienen aire ni comodidad adentro. Pobre de la tercera edad o las embarazadas porque los jovencitos van durmiendo o ensimismados con sus teléfonos sin ninguna gana de ceder asientos a los mayores.

Eso lo tiene que ordenar el chofer que también está más perdido que perro en procesión. Que mucho nos falta en tema de educación. Dicen que solo Haití nos gana en ese asunto. Dios mio que desastre.

Quiero que el viceministro de transporte vaya a las paradas como cualquier ciudadano. Quiero ver a un diputado o un senador chuchi con esos hijos que colocan con sueldos millonarios en el Estado vayan a esperar un colectivo en horario pico. Que Raul Benitez o Rubén Rubín que tanto prometieron en sus campañas proselitistas transportes limpios modernos y baratos que vayan de madrugada a esperar los buses. Que esperen con raudales inmensos y violentos. Que soporten el frio y el calor y viajen colgados por la estribera. Esta gente no nos representa al pueblo. No nos representa al común que fuimos a votar esperando estar mejor como nos recitaron una y mil veces.

Mentirosos y farsantes. Corruptos e inútiles. Insensibles y sinvergüenzas se pasan burlándose de la gente. Todos los ciudadanos que usamos transporte público debemos salir a las calles a reclamar un mejor servicio. En realidad es un negocio privado vergonzoso que el Estado tiene que reformar en forma urgente. Tienen la obligación de atender una necesidad básica de la población que anda a pie.

blila.gayoso@hotmail.com

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