Caminar por cualquier ciudad del país es sinónimo de encontrar una gran cantidad residuos en las calles, además de sentir en los pulmones el aire contaminado por fábricas y automóviles. Si bien este escenario corresponde a un día normal, la pandemia y las medidas sanitarias produjeron un cambio.
Evitar la salida del hogar y la aglomeración de personas parece traducirse en la disminución de contaminación urbana, que se puede observar en las fotografías publicadas por quienes deben trabajar durante la cuarentena. No solo nuestra tierra guaraní siente una pequeña reducción de basuras, pues los lugares más afectados por el virus presentan llamativos datos ecológicos.
A inicios del mes, la NASA publicó imágenes satelitales, que muestran diferencias en el aire de Asia con relación a los meses anteriores. Esto se debe a la disminución de dióxido de nitrógeno en el ambiente, un gas de color marrón altamente contaminante que se encuentra en el humo de vehículos y fábricas.
Aunque estos datos sean como un rayo de luz en la pandemia, resulta importante recalcar que el cambio climático y la contaminación atmosférica siguen representando dos de las mayores amenazas del planeta. El director de la Organización Meteorológica Mundial, Petteri Talas, señaló que el descenso de la emisión de gases contaminantes se evidenció durante la crisis económica de 2008, pero esta situación fue seguida por un rápido aumento de la contaminación.
Asimismo, la contaminación atmosférica viene desarrollándose desde hace muchas décadas y su efecto no es fácilmente reversible. Muchas enfermedades pulmonares no transmisibles son ocasionadas por el aire contaminado al que las personas se encuentran expuestas y estas afecciones representan un problema para la salud pública de diversos países.
Este mal que aqueja el planeta es muy grave, pues, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, una de cada nueve muertes tiene relación con algún problema derivado de este tipo de polución.
Tanto la lamentable situación provocada por el virus como el cambio climático son cuestiones importantes. El pequeño suspiro de alivio que parece emitir la atmósfera debe ser tomado como un motor para mejorar el estilo de vida de las ciudades y hacerlo más amigable con el ambiente.
Tal vez, los efectos del cambio climático no sean tan palpables e inmediatos como los estragos causados por el nuevo coronavirus, pero el daño que la humanidad causa al planeta se volverá contra la especie más temprano que tarde.
Por Belén Cuevas (18 años)