Mujer, de vos depende no ser una víctima más del cáncer de mama, ¡actuá!

Este es un relato de ficción. Cuando me diagnosticaron cáncer de mama, el mundo se me vino encima, pero luché para vencer este mal. Me sometí al tratamiento, pese a lo incierto de mi recuperación, pues no quería ser presa fácil del dolor que me atacaba.

https://arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/3DEC7FODHNAWHOXSCZJKPBRZHY.jpg

Cargando...

Aún recuerdo perfectamente el día en que me detectaron esta afección llamada cáncer de mama. Una día, decidí ir al hospital para un chequeo general; grande fue la sorpresa cuando observé que la expresión de la médica cambió al ver los resultados. La doctora todavía no quería apurarse para diagnosticarme una enfermedad, solo pidió que me volviera a hacer otros estudios.

Después de unos días, volví al hospital y la médica comprobó que yo tenía un tumor en una mama; lo peor de todo es que era maligno y se encontraba en estado avanzado. Lo primero que dije es: “¡Voy a morir siendo tan joven!”; sentí que mi vida ya no tenía sentido y salí devastada de ese lugar. “¡Tan solo tengo 22 años!”, gritaba y miraba al cielo, buscando una respuesta celestial.

Camino a casa, pensaba en las cosas que aún no hice y que, tristemente, iba a ser imposible realizarlas, porque mi partida iba a ser pronta; asimismo, buscaba las palabras adecuadas para contarle a mamá lo que me estaba pasando. Se me hizo un nudo en la garganta al decirle que estaba sana; contuve mis lágrimas con todas las fuerzas posibles. Luego, fui directo a mi cuarto con el pretexto de que estaba agotada por el viaje.

Ingresé a mi habitación y lloré hasta que quedé sumida en un sueño profundo. Cuando desperté, decidí que iba a someterme a los tratamientos dolorosos, aunque sea para prolongar mi vida por unos cuantos meses, pues no quería darme por vencida tan fácilmente. No oculté esto a mi familia y amigos, pues, de todas formas, iban a notar los cambios en mi cuerpo.

Cada día que despertaba en mi cuarto era para mí una bendición, pero a la vez una tortura, ya que debía ir restando de mi calendario un día menos de vida. Saber que tu fecha está marcada te convierte en otra persona; comenzás a vivir con más pasión y querés compensar todas las cosas malas que hiciste antes de que llegue la hora del viaje sin retorno.

Después de mucho tiempo, me costó entender que el cáncer no se fija en la edad de las personas, simplemente ataca con sus tentáculos de muerte y desesperación. Entonces, mujer, no esperes ir al hospital y hacer un chequeo médico; asimismo, no dejes de autoexplorar tus mamas y, si sentís alguna anomalía, contale a tu mamá o acudí a un especialista lo más rápido posible.

Sabés, ahora entiendo que lo mejor que podía haber hecho es palpar mis mamas suavemente en busca de alguna anormalidad. De esta manera, la enfermedad iba a ser detectada a tiempo y vos no estarías leyendo esta carta ahora mismo. Lastimosamente, la realidad es otra, pero no te preocupes por mí; solo haz que se conozca mi historia y que esto sirva de ejemplo para otras mujeres.

Amigas mías, no se dejen vencer fácilmente por el cáncer, sean valientes. Ustedes pueden cambiar el rumbo de sus vidas según la decisión que tomen.

Con amor, una víctima del cáncer.

Por Dahiana Galeano (20 años)

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...