Treinta y cinco años después de haber asumido el poder e instalado en Paraguay un régimen de represión y corrupción, y luego de años de crisis internas y la creciente erosión de su poder, el dictador Alfredo Stroessner fue removido violentamente del poder en un golpe de Estado orquestado por su propio consuegro, el influyente general Andrés Rodríguez.
Joseph Goebbels era el vocero del jefe del nazismo y asesino de masas Adolf Hitler, y era tan vil, despiadado, endemoniado y cobarde como él. Dicen que se lo consideraba como un subordinado de Satanás (según el folclore germano) en el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán que gobernó entre 1933 y 1945. Mediante su sumisión sin miramientos llegó a ocupar el cargo de ministro de Propaganda en aquel régimen de terror, el más cruel de la historia.
Los tiempos de la dictadura dejaron secuelas imborrables para muchos. Poder superar las situaciones que a uno le haya tocado vivir y dejar un testimonio de aquello es un acto de valentía.
Hoy dan risa, pero no hace muchos años, durante la nefasta dictadura de Alfredo Stroessner, podían significar la diferencia entre la vida y la muerte. Una usuaria de Twitter desempolvó un informe remitido al jefe del Departamento de Investigaciones de la Policía de la dictadura, Pastor Coronel, con referencia a frases escritas en las puertas del baño del entonces aeropuerto Presidente Stroessner (actual Silvio Pettirossi).
Más de 50.000 asesinatos por parte del Estado se cometieron en el marco del Plan Cóndor. En Paraguay estos crímenes que se dieron bajo el gobierno colorado de Alfredo Stroessner siguen impunes, recuerdan luchadores por los derechos humanos. Pero, ¿de que se trató esta “alianza de exterminio” a quienes se oponían al régimen?
El próximo 20 de junio se cumplirá el 30 aniversario de la Constitución Nacional, la más libremente debatida. El convencional, doctor Óscar Paciello, había escrito: Esta Constitución “es la única que en el trajinado decurso de la historia paraguaya, ha sido democráticamente sancionada. Desafortunadamente las Constituciones anteriores fueron acuñadas por el sello de situaciones poco edificantes. Esta, puede decirse, es la primera verdadera Constitución del Paraguay”.