La candidata demócrata Kamala Harris pasó con “notable” un debate histórico por la expectación de verla por primera vez cara a cara con su oponente, Donald Trump.
Nadie duda de la reputación del Centro Carter. Es todo lo contrario de lo que sucede con el régimen de Nicolás Maduro, cuyas malas mañas son viejas y universalmente conocidas.
Todo iba bien hasta que el presidente Joe Biden anunció que se retiraba de la carrera por la reelección. Al parecer, así lo percibía el ex presidente Donald Trump, quien, en su discurso de clausura en la convención republicana, no dudó en descalificarlo. Aclamado por los presentes como una suerte de mesías y recién “coronado” para intentar ocupar nuevamente la Casa Blanca, dijo de Biden que era “el peor presidente de la historia de Estados Unidos”.
Si es que alguna vez lo fue, hace tiempo que Viktor Orban dejó de ser un liberal centrista. El primer ministro húngaro lleva en el poder desde 2010 y se las ha arreglado para neutralizar a una oposición con poco margen de maniobra frente a su mandato de corte autoritario y cada vez más marcadamente ultraderechista.
(A la memoria de mi padre). Son días de sentimientos encontrados para mí. Este 25 de junio se ha cumplido en España el tercer aniversario desde que la ley de eutanasia entró en vigor. Y el pasado 29 de junio marcó el primer año de la muerte de mi padre, el escritor y analista político Carlos Alberto Montaner, quien pudo acogerse en Madrid a la prestación de ayuda para morir.
Me llamaron la atención las declaraciones al diario español El Mundo de Olga Kifyak, primera bailarina del Ballet de Kiev: “Nunca perdonaré a los rusos. Es un pueblo sin alma”.