La crisis ha emergido después de que un policía, cuya identidad no ha sido revelado, fuera acusado de asesinato por la muerte del joven negro Chris Kaba, de 24 años, que murió de un disparo en Streatham Hill (sur de Londres) en septiembre del año pasado.
Kaba, trabajador de la construcción, recibió el balazo a través del parabrisas después de que su coche fuera detenido por un vehículo policial que no llevaba identificaciones, luces, ni sirenas.
La ministra del Interior, Suella Braverman, ordenó una investigación sobre la situación y ha asegurado que los agentes "no deben temer acabar en el banquillo por llevar a cabo sus obligaciones".
"Dependemos de nuestros valientes agentes armados para protegernos de las personas más peligrosas y violentas de nuestra sociedad", dijo Braverman.
Un portavoz de Scotland Yard informó por su parte de que "el Ministerio de Defensa ha aceptado una petición para ofrecer a la Met (Policía Metropolitana) respaldo antiterrorista si fuera necesario".
"Esta es una contingencia que solo se utilizaría en circunstancias específicas, en el caso de que no estuviera disponible una respuesta policial apropiada", agregó.
Ese portavoz recalcó que el personal militar "no será utilizado en tareas rutinarias de la Policía".