Al carajo los impuestos

¿En qué bastardo país nos estamos convirtiendo que preferimos cortar las horas de clase porque no tenemos infraestructura para sostener las escuelas? ¿Cómo es posible que falte dinero para internet, comida e infraestructura pero SOBRE para pagar a los hijos parásitos del poder, las putas de los poderosos y las garrapatas de todos ellos?

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Una mirada a un incompleto cuadro nos muestra que hay hijas, hijos, esposas, hermanas, hermanos, hermana adoptiva, sobrinas y sobrinos, todos colgados de la teta del dinero público. Ganando fácil, sin asco y sin rubor, el dinero que aportamos entre todos para que haya salud, educación, alimentación e infraestructuras para los más vulnerables, aquellos que el Censo califica como los más pobres.

Ha llegado el mes de marzo y con él la recolección de impuestos especiales que, se supone, se destina de los más afortunados para los menos afortunados. Aquel que ha sudado trabajando, aportando, pagando salarios, seguro social, tasas especiales y dando fuentes de trabajo, deberá despojarse de dinero para pagar a los menos favorecidos.

AQUÍ ES DONDE UNO SE PREGUNTA, ¿QUIÉNES SON LOS MENOS FAVORECIDOS?

¿La hija del vicepresidente Pedro Alliana con un salario de G. 18.000.000?

¿El hijo de la diputada Roya Torres con un sueldo de G. 9.500.000?

¿La esposa del diputado Martín Cantero con un salario de G. 12.700.000?

¿La hija del diputado Domingo Adorno con un sueldo de G. 3.300.000?

¿Las dos hijas y la esposa del diputado Cleto Giménez (dos renunciantes) que percibían salarios de G. 7.700.000, G. 3.300.000 y G. 4.500.000?

¿El tío del diputado Jatar Fernández que gana G. 7.100.000?

¿La hija y el hijo del senador José Paková Ledesma que perciben G. 21.487.700 y G. 7.450.000?

¿El sobrino de la senadora Zenaida Delgado que gana G. 4.000.000?

¿SON ESTOS PARÁSITOS LA POBLACIÓN MENOS FAVORECIDA?

En un momento en que nos plantean HAMBRE CERO, tener que cortar horas de clase porque no hay COMIDA para alimentar a los escolares debe ser una de las más catastróficas derrotas que sufre el discurso demagógico aplastado por la realidad del despilfarro público. Es cierto. No salvaremos la comida de los escolares ahorrándonos el salario de Montserrat Alliana, pero, mensualmente, no tendríamos que enfrentar -además de la imbatible pobreza- la sinvergüencería de que alguien se lleve todo mientras otros no tienen ni un cocido para engañar al estómago.

Este año será uno de los más amargos para pagar impuestos porque sabemos con certeza lo que hacen con una gran porción del dinero que tanto trabajamos para cosechar: ¡Lo mandan y mandarán al carajo!

mabel@abc.com.py

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