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La liga doméstica, esperada con ansias por sus miles de seguidores, se inicia con los contrastes que arrojó el desempeño cubano en dos citas de gran envergadura: el Clásico y la Serie del Caribe.
En el primero -de la mano, por primera vez en la historia, de tres jugadores en activo en la MLB y otros más de ligas menores- los antillanos dieron la campanada y firmaron su mejor actuación en 17 años tras llegar a las semifinales.
Este salto de calidad les hizo subir un peldaño en el ránking de la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol (WBSC) para colocarse en la séptima posición.
Sin embargo, en la segunda competencia, los cubanos mostraron una cara distinta.
La liga de béisbol de Cuba inicia bajo la sombra de la paupérrima actuación de Agricultores, la carta con la que la isla jugó la Serie del Caribe y que cayó al fondo la tabla.
El castañazo de la novena en la cita de Venezuela resulta más ilustrativo que el nivel demostrado en el Clásico, en donde Cuba pudo tirar de peloteros que se desempeñan fuera del país.
Agricultores se ganó su boleto a la Serie tras coronarse en la primera edición de la Liga Élite, un certamen local que reunió a los mejores peloteros de la liga cubana.
Con las heridas abiertas, la prensa especializada -tanto la oficial como la independiente- puso el dedo en la llaga y pidió cambios urgentes en la pelota cubana, como la incorporación de jugadores nacidos fuera de la isla y mejores salarios (el profesionalismo quedó prohibido tras el triunfo de la revolución en 1959).
Distintos medios independientes cifraron los contratos de los cubanos en la Liga Élite en torno a los 3.500 pesos cubanos mensuales (menos de 30 dólares en el cambio oficial).
Esa fue, de hecho, una de las razones que llevó al MVP del torneo, Rafael Viñalez, a retirarse del béisbol. "Voy a tener que dedicarme a otras cosas que me permitan ayudar a mi familia", declaró a inicios de mes a la prensa oficial.
FUGA DE TALENTO
La crítica hacia la gestión interna de la pelota -que encuentra eco en muchos aficionados, independientemente de sus filiaciones políticas- ha tomado fuerza al paso de los años.
En especial a partir de las evidentes consecuencias de la fuga de talento, un fenómeno que, si bien se vive en otras disciplinas, golpea con particular fuerza al béisbol.
De acuerdo con cifras del periodista especializado Francys Romero, y autor del libro El sueño y la realidad: historias de la emigración del béisbol cubano (1960-2018), solo en 2022 unos 120 peloteros cubanos salieron el año pasado de la isla "por diversas vías".
Además, desde 2017, una media anual de 80 a 100 beisbolistas ha dejado la isla atrás en busca de un contrato en Grandes Ligas, de acuerdo con Romero.
Un buen ejemplo quedó plasmado este miércoles. La Federación Cubana (FCB) reclamó 10 millones de dólares por "daños y perjuicios" al pícher Yariel Rodríguez -con una buena actuación en el Clásico-, quien rompió su vínculo con el organismo y su actual equipo, los Dragones de Chunichi de la liga japonesa, para viajar a República Dominicana en busca de un contrato en la MLB.
En los últimos años, la FCB ha apuntado con el índice a EEUU por romper en 2019 -durante la administración de Donald Trump- el acuerdo entre el ente cubano y la MLB, que daba vía libre a la contratación de insulares sin necesidad de que estos deserten.
SIN CLAROS FAVORITOS
Aunque no hay un claro favorito para este año, los focos estarán sobre los actuales campeones: Alazanes de Granma, que tienen en su plantilla a Alfredo Despaigne, capital del equipo Cuba en el Clásico.
Alazanes afrontan la competencia sin su histórico mánager, Carlos Martí, quien confirmó su retiro tras cuatro décadas dedicadas a la pelota cubana.
La atención mediática, como sucede cada año, seguirá puesta en Industriales, el equipo de La Habana. Se trata de la novena con más campeonatos (12) pero que no se ha alzado con el título desde 2010.