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En el curso de su pésima gestión de la pandemia de covid, el gobierno de Mario Abdo Benítez no logró siquiera que haya un registro adecuado de personas para vacunarse según rangos etarios a los que hubo que recurrir por falta de vacunas.
El gobierno pudo registrar apenas a alrededor de un cuarenta por ciento de los integrantes de esos grupos. Y de esos registrados un porcentaje insatisfactorio se vacunó efectivamente. Se está dejando atrás a mucha gente en la vacunación, con los riesgos que eso implica para la salud de los interesados y con lo que eso supone en la capacidad del país de alcanzar en algún momento la inmunidad colectiva que necesitamos.
El gobierno tampoco logró apoyar a los estudiantes a los que exige permanecer en sus casas con la infraestructura de conectividad que los decretos que restringen derechos constitucionales hacen imprescindible.
Ambos fracasos tienen una explicación única: El Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación, Mitic.
El presidente Abdo Benítez había encargado el Mitic a su amigo y compañero de colegio Alejandro Peralta Vierci, no por razones de méritos o aptitudes, sino de compadrazgo y conveniencia, a la espera de un periodo constitucional sin mayores sobresaltos en el que pudieran dedicarse a buscar oportunidades de negocios, como hizo el primer mandatario en todo lo demás.
Dice el artículo 2 de la Ley 6207 que crea el Mitic, que el ministerio es el que debe formular políticas e implementar “planes y proyectos en el ámbito de las Tecnologías de la Información y Comunicación en el sector público, y de la comunicación del Poder Ejecutivo” y el artículo 4, inciso 1, de la misma norma que el Mitic debe hacer “un adecuado diagnóstico de la situación y servir de base para la planificación de las estrategias, objetivos, metas y acciones” y el artículo 6, que debe “desarrollar procesos y estrategias de Comunicación para la difusión de la información que generen los Organismos y Entidades del Estado (OEE) y la parte paraguaya de los Organismos Binacionales”.
Peralta Vierci no cumplió ninguna de esas instrucciones de la ley, a pesar de lo cual fue mantenido en el cargo cuando les sobrevino lo inesperado, lo que exige méritos reales, aptitudes, capacidad y competencia: la pandemia.
El Mitic debió realizar un diagnóstico de la situación del acceso a la información necesaria en pandemia hasta del último rincón del territorio nacional y no lo hizo; debió generar bases de datos sobre los paraguayos que les habilitarán a recibir información, asistencia y vacunas y no lo hizo; debió asegurar que no falle la transmisión del proceso educativo y no lo hizo.
Lamentablemente, Peralta Vierci siguió haciendo lo que había hecho siempre, dejando dramáticamente incumplidas las obligaciones legales por las que se creó el Mitic, con el agravante imperdonable de que dicho incumplimiento, en pandemia, cuesta vidas, literalmente.
Peralta Vierci y Abdo Benítez ni siquiera pueden alegar en su defensa ningún problema de recursos.
Desde el 6 de mayo de 2019, en virtud de la Ley 6298, el Mitic tuvo US$ 130.000.000 para el financiamiento de la agenda digital. Además el FEEI (Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación, Ley 4758) aprobó, el 24 de mayo de 2020, el otorgamiento de US$ 62.000.000 más al Mitic para internet para escuelas y colegios.
Esa lluvia literal de dólares cayó sobre el Mitic aparte de sus recursos presupuestarios ordinarios. Plata no le ha faltado al Mitic.
El nuevo titular del ministerio, Fernando Saguier, confirmó a ABC que de los fondos para la agenda digital solo encontró ejecutado el uno por ciento y de los del FEEI solo los planes.
También confirmó que las diversas oficinas del gobierno actúan como si el Mitic no existiera. Puede inferirse fácilmente que lo hacen porque Peralta Vierci “desapareció” al Mitic.
Saguier y su antecesor, el actual ministro de Educación, Juan Manuel Brunetti, fueron nombrados para tratar de ocultar el desastre de Peralta Vierci, y hay que ver si Saguier está a la altura de las circunstancias o si prefiere naufragar en el mar de las excusas que el gobierno fabrica a diario para tratar de ocultar su inutilidad criminal.
Es imperativo señalar nombres, porque estos nombres muestran cómo administra el presidente Mario Abdo Benítez nuestra República y lo que eso cuesta: La catástrofe sanitaria que sufrimos con el covid es la prueba fehaciente e incontrovertible de lo que cuesta en vidas humanas, en sufrimiento, en violaciones de nuestra Constitución para restringir los derechos al trabajo o al tránsito un gobierno integrado por compadres, por compañeros, por socios y por cómplices en lugar de por gente competente.