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Luego de permanecer cinco años en silencio y lejos del departamento, apareció de nuevo para decir que es el enviado de Dios para ocupar el cargo de jefe departamental.
Diez años, entre 2003 y 2013, ocupó una banca en la Cámara de Diputados y en ese tiempo actuó como “amo y señor” de la región. Decidía quién sería intendente en los cuatro distritos o gobernador para luego manejar a gusto y paladar la institución, y por supuesto los recursos públicos que manejaban.
Los exgobernadores Erasmo Rodríguez y Rosalba de Penayo (hoy recluida en la cárcel del Buen Pastor) fueron sus discípulos. Rodríguez, quien fue imputado por no poder justificar el uso de más de G. 2.000 millones y condenado a devolver una suma irrisoria para evitar pasar años tras las rejas, también se postula para concejal departamental. La de Penayo fue imputada por un faltante de G. 4.000 millones durante su gestión y al no aportar el monto que le impuso la justicia fue detenida porque soportaba una orden de captura y recluida en la cárcel de mujeres.
El exintendente de Puerto Casado, Rafael Romero, había confesado que le entregó a Chamorro, cuando aún era diputado, más de G. 250 millones para interceder ante el Ministerio de Hacienda para la liberación de fondos para la Municipalidad. Los cheques de la Municipalidad fueron endosados por Chamorro y depositados a su cuenta bancaria.
Ningún fiscal se animó a investigarlo y ahora se prepara una vez más para comprar a los electores “como crías de cerdo”. Así como se lee, y es la frase que utilizó Chamorro, aunque en guaraní (“Ajoguapáta kure ra’ýicha”) durante campañas anteriores.
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