Caracol: un ícono de la vida nocturna en Asunción

A lo largo de 50 años, el nombre de Caracol se adueñó de la noche asuncena marcando las décadas y tendencias en la vida nocturna de la ciudad. La “Catedral del Ruido” era el epicentro de la moda, la tecnología y, sobre todo, la música top a nivel mundial. Un libro rescata esta parte de la historia de la vida nocturna misma de la capital paraguaya.

Caracol 50 años.
Caracol 50 años.Gentileza

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En conmemoración de los 50 años de la disco Caracol apareció recientemente un libro que rescata las memorias y recuerdos de ese emblemático sitio asunceno. El autor es Santiago Duarte Alfonso, con la colaboración de Celia Escobar Schaerer y José Pérez Chávez, dos antiguos habitués de la “Catedral del Ruido”, tal como la bautizó el periodista César Ávalos.

En el prólogo del libro, José Pérez Chávez recuerda que en junio de 1972, cuando “Asunción se desperezaba de su letargo, impulsado por el boom de la construcción de la represa de Itaipú”, nació la legendaria discoteca Caracol de la mano de dos empresarios de la época.

Los arquitectos que diseñaron el local, José Puentes y Hugo Bogado, le dieron reminiscencias mediterráneas. Tenía techo de paja y forma de caracol. El mobiliario también presentaba una verdadera innovación en los diversos ambientes.

“Surgía así una leyenda en la noche asuncena, iniciándose toda una nueva era de fantasía, glamour y algarabía, en un ambiente mágico de refinado buen gusto, excelente música y finísima atención. Exquisitos menús, originales cocktails, bellísimas y gentiles damas que hacían de nuestras asiduas noches un verdadero paraíso terrenal...”, dice Pérez Chávez.

Al otro lado del sol

La discoteca abrió sus puertas el 4 de junio de 1972 con la denominación de Caracol Discotec, que marcó un hito en las noches asuncenas de las fiestas más emblemáticas, dice el autor Santiago Duarte, quien recuerda que el primer eslogan era “Inventamos un nuevo lugar al otro lado del sol”. Llegó a ser considerada como una de las mejores de América y era igualada a otras de fama mundial.

En la noche inaugural ya prometía lo que sería en adelante, cuando apareció en escena la banda de rock británica Christhie y, unos días después, la actuación del argentino de las baladas, el inolvidable Sergio Denis.

En esa época la tenida era el traje oscuro para los caballeros y las damas debían ir de fiesta con elegantes vestimentas. Tenía aire acondicionado central, dos pistas de baile, cañón estroboscópico de bombardeo lumínico y luces negras, con el mejor sonido del momento, innovaciones únicas para ese entonces para disfrutar de los últimos y más grandes hits que sonaban en América y Europa.

Pronto se convirtió en la meca de la noche asuncena hasta 1979, cuando cerró la etapa inicial para reformas.

Siguiendo siempre la investigación realizada por Santiago Duarte, reabre como Caracol Club en noviembre 1980, marcando de nuevo las tendencias en la nueva década. “Quizás esta sea la etapa de mayor lujo y esplendor, con pase exclusivo para calificados socios, que eran tendencias con excepcionales servicios, dignos de cualquier capital del Primer Mundo”, refiere Duarte al citar que en esta época se le sumó Molusco Restó Bar, un elegantísimo Piano Bar.

En la década de los 90, Caracol se transforma en Caracol Dance Club, una tercera etapa que abarcó desde 1993 hasta el año 2000. “Desplegaba lujo y una tecnología de última generación”, afirma y comenta que presentaba las nuevas alternativas de Pub y Video Bar. Fue escenario de irrepetibles fiestas de Año Nuevo, Halloween y del Retrovisor. En esta misma década, Caracol llegó a San Bernardino con “Puerto Sol”, que copó la atención durante varias temporadas veraniegas o la famosa playa “Purificación” en las arenas del río Paraguay.

En esta época se puso de moda la “danza sobre los bafles” con la participación de famosas modelos.

El autor del libro tampoco pasa por alto los lujosos autos que desfilaban en el estacionamiento de Caracol y en el que llegaban sus habitués y que hoy día son de colección.

Finalmente, las transformaciones dieron lugar a New Caracol entre 2003 y 2012, cuando cerró definitivamente sus actividades.

Los mejores Dj y artistas internacionales

El libro detalla que por las sedes y etapas de Caracol pasaron los Dj más reconocidos del país, arrancando en sus inicios con el uruguayo Rody Androvani. Luego se sumaron Caio Skill, Juan José Salerno (quien fue el que durante más tiempo tuvo a su cargo la cabina de cristal), Clemente Lara, Miguel Angel Lenguaza (Sordina), Carlos Escobar, Alan Wood, Jorge “Flaqui” Barret, Eduardo Cosentino, Ricardo Cuevas, Mario Ferreiro, entre otros. Conductores-animadores como Rubén Rodríguez, Bruno Masi, Mario Ferreiro, Beto Duarte, Carlos Penayo y Ricardo Rodas Vill también pasaron por las grandes fiestas de las noches caracoleras.

En los 90 aparecieron Emilio Marín, Ariel Gómez, Ricardo Cuevas (Pombero), Baby Paniagua, Tony Luraghi, Ramón Mera, Mauri García, Silvio Mattio y otros protagonistas durante las fantásticas fiestas temáticas del Caracol: “La noche blanca”, “La noche tejana” y tantas otras que ha recopilado el autor en su investigación.

Esta época también vio nacer a la Confitería Caracol, en Presidente Franco c/15 de Agosto; un centro para la “movida fashion”, antes de arrancar la noche.

Grandes eventos también se registraron en Caracol, como las celebraciones del Rally del Chaco, desfiles de moda, actividades benéficas, concursos de belleza.

Llegó a editarse una revista y se lanzaron discos con los mejores temas escuchados bajo el sello de la Red Caracol.

Varios artistas internacionales hicieron su aparición en la disco desde sus inicios: Julio Iglesias, Roberto Carlos, Sandro, Lucía Méndez, Mocedades, Joan Manuel Serrat, José Luis Perales, María Marta Serra Lima, Mercedes Sosa, Alejandro Lerner, Los Náufragos. También sorprendieron celebridades deportivas como Pelé, Iván Zamorano, Michel Platini, Franz Beckenbauer, Víctor Pecci y famosas modelos como Cecilia Bolocco y tantas otras.

Los artistas nacionales también siempre tuvieron un espacio como Marcos De Brix, Derlis Esteche, Lobo Martínez, Amado del Paraguay, Óscar Gómez, Tenondeté, Las Voces Nuevas, Samba Show y tantos otros.

El cierre de la noche y el adiós a Caracol

Cuando la canción New York, New York de Frank Sinatra irrumpía en la noche caracolera significaba que esa era la última melodía para los invitados y habitués. Luego, el sonido de la sirena era la señal de despedida y hora de ir a casa, no porque la gente quisiera dar por terminadas las fiestas, sino por la vigencia del edicto policial número 3 de la época de Alfredo Stroessner.

En setiembre de 2020, en plena pandemia corrió como reguero de pólvora la noticia de la demolición del edificio que durante décadas albergó a Caracol, sobre la Avda. Félix Bogado. Llenos de nostalgia, varios exhabitués compartieron sus vivencias en redes sociales y hasta se reunieron frente al emblemático edificio para decirle adiós.

“Caracol trazó la historia del club nocturno más legendario y glamoroso del país, dentro de la exclusividad y convivencia de quienes tenían un nombre en la sociedad asuncena y artistas nacionales e internacionales que se lucían en un lugar que no escatimaba en lujos... Era el lugar al que todos querían ir”, completa el epílogo Celia Escobar Schaerer.

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