Los más valiosos documentos de la Independencia

Con la nota de intimación al gobernador español Bernardo de Velasco, el capitán Pedro Juan Caballero le hace una petición, que –por supuesto– no pudo rechazar estallada la revolución en la noche del 14 de mayo de 1811. Es tan solo el primero y uno de los llamados Autos de la Independencia que están en proceso de restauración en el Archivo Nacional de Asunción.

Los autos de la independencia sometidos a pruebas para su restauración.
Los autos de la independencia sometidos a pruebas para su restauración.Pedro Gonzalez

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¿Cómo se fue dando el proceso de la independencia a partir de aquella noche y la mañana del 15 de mayo de 1811? ¿Cuál fue el devenir de la Provincia del Paraguay para convertirse en una República? Bueno, tantas preguntas que surgen a partir de la Revolución de la Independencia hallan respuestas a partir de una valiosa colección de 213 documentos obrantes en el Archivo Nacional de Asunción.

Su director, Vicente Arrúa, explica que “son los más importantes documentos del inicio del proceso de la Independencia del Paraguay. Van desde la nota de intimación a Velasco, del 15 de mayo de 1811, y pasa por el establecimiento de la Asamblea General del 17 de junio, que va a dar paso a la Junta Superior Gubernativa”.

En la intimación entregada a Velasco por Vicente Ignacio Iturbe, Pedro Juan Caballero le pide la entrega de todos los armamentos que se tenían en Asunción, el cierre de la Casa del Cabildo, la entrega de la llave de la Tesorería y la Secretaría de la Casa de los Gobernadores y también le anuncia que se iba a conformar un nuevo gobierno con otros dos representantes que iban a ser nombrados por los revolucionarios y del cual iba a formar parte el mismo Velasco, refiere el profesor Arrúa.

Después de esta nota viene la contestación en la que el último gobernador español anuncia que se disponía a entregar todo lo solicitado y, a la vez, aceptaba incorporarse con las otras dos personas que integrarán el nuevo gobierno y que serían José Gaspar Rodríguez de Francia y Valeriano Zeballos, lo que dio lugar al Triunvirato.

La última foja constituye una instrucción que debían observar los representantes de Buenos Aires con los del Paraguay, fechada en la capital argentina el 1 de agosto de 1811, y que la recibe la Junta Superior Gubernativa.

Importancia de las correspondencias

Esta colección –insiste Vicente Arrúa– básicamente es un relato a partir de documentos, a partir de correspondencias que marcaron todo ese proceso inicial de la independencia. Existen notas del 15 de mayo, del 16 de mayo, en las que se van estableciendo todos los mecanismos de conformación del Triunvirato y el llamado luego a Asamblea General.

“En este proceso, detallan los documentos, en cada pueblo, en cada partido, se fueron eligiendo los representantes que iban a participar de la asamblea que se haría en Asunción. Están las firmas de todos los participantes, las votaciones, las propuestas, las actas de esa asamblea y el producto final de esa reunión de junio de 1811 que va a ser la conformación del segundo gobierno independiente, la Junta Superior Gubernativa”, relata. Este gobierno estuvo integrado por Fulgencio Yegros, José Gaspar Rodríguez de Francia, Pedro Juan Caballero, Francisco Javier Bogarín y Fernando de la Mora.

La nota del 20 de julio

Si bien la famosa nota del 20 de julio de 1811 no forma parte de esta colección –por ser posterior– es también parte esencial del proceso independentista al ser una respuesta tajante a la petición de la Junta de Buenos Aires de remitir a uno de los representantes, o diputados a la antigua Capital del Virreinato. La Junta Superior Gubernativa responde que el Paraguay no está dispuesto a enviar diputados porque eso significaría reconocer la autoridad de Buenos Aires y aquí se estaba planteando desarrollar un gobierno no subordinado a ningún otro. “Es un documento que demuestra las intenciones de soberanía, ya de ese entonces, y que luego en 1813 se va a plasmar en la declaración de la república”, dice el director del Archivo Nacional.

Trofeo de guerra

Para llegar hasta nuestros días, los Autos de la Independencia no solo pasaron por los rigores del tiempo, sino también sufrieron las consecuencias de la Guerra de la Triple Alianza.

En 1869 todos estos documentos, junto con los demás del Archivo, cayeron en manos del ejército invasor en Piribebuy, adonde se había trasladado la Capital. Fueron llevados como trofeo de guerra al Brasil.

“Estimamos que los Autos de la Independencia fueron devueltos al Paraguay en 1911 para la conmemoración del Centenario, pero al Archivo Nacional recién llegaron en 1945. Pensamos que desde la devolución hasta casi mediados del siglo XX estuvieron en el Ministerio de Relaciones Exteriores”, cuenta Vicente Arrúa.

A su deambular deben sumarse las “intervenciones” realizadas, tal vez, con muy buena intención de conservación, pero que terminaron perjudicándolos más. En 1973 se decidieron plastificar los documentos con materiales adhesivos para “salvarlos”.

Erróneamente pensaban que de esa forma iban a preservar la documentación, pero el material que se le incorporó empezó a deteriorarla de manera más rápida.

Una nueva restauración

Para evitar que los documentos se pierdan, el Archivo Nacional de Asunción decidió encarar, mediante un proyecto de cooperación con el Archivo Nacional de Chile, una nueva restauración mediante la aplicación de innovadoras y más adecuadas técnicas, trabajo que llevaría un año.

Dos expertas chilenas vinieron a Asunción para iniciar la tarea, Natalia Ríos Martínez y Gina Fuentes Espinoza, ambas de la Unidad de Conservación del Archivo Nacional de Chile, quienes trabajaron en el diagnóstico y análisis de los pasos a seguir con Cynthia Solís y Susana Amarilla, ambas del Archivo Nacional de Asunción.

La primera intervención es hacer un trabajo preventivo, pues los acetatos que se adhirieron a los Autos de la Independencia están levantando el soporte papel.

“Nuestra intención es conservar, proteger más que nada la información de estos documentos originales, que son los únicos relativos al proceso de independencia”, dicen las restauradoras.

Los soportes de información de estos documentos tienen distintos componentes, como el papel original mismo, la tinta y, por lo tanto, no todas las fojas van a funcionar de la misma manera con los métodos. En algunas será fácil remover el acetato y en otras no.

Las expertas chilenas señalan que estos documentos obviamente son contemporáneos a los de la independencia del resto de Latinoamérica, pues la producción documental en Iberoamérica en el siglo XIX fue muy homogénea. Por tanto, son similares y la técnica aplicada en Chile para la restauración, por ejemplo, se podría replicar también aquí.

Pero lo más importante es rescatar los documentos, únicos testigos sobrevivientes de nuestra independencia hace 212 años.

Más info:

En la página web del Archivo Nacional están los documentos en soporte digital para consultas.

pgomez@abc.com.py

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