La educación, un ascensor con averías

El maestro masón Pierre-Marie Adam, presidente de la Confederación Internacional de Grandes Logias Unidas (CIGLU), con sede en Francia, visitó Paraguay hace unos meses, ocasión en que compartió su visión sobre la educación en los tiempos actuales. Estuvo acompañado por Bruno Hubert, quien actuó de traductor, delegado del Gran Maestro de Francia para los maestros del extranjero.

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“Una de las historias que escuché en mis tiempos de estudiante es que cuando le cuestionaron al presidente Abraham Lincoln sobre su intención de fomentar la educación para todos, este respondió a su interlocutor: si no queréis educación, entonces procuráis la ignorancia. No sé si la frase será exacta, pero me parece apropiada para iniciar sobre el tema”, manifiesta el maestro Adam.

“Empiezo de manera triste (expresión que hace referencia a la conducta humana), nosotros –los humanos– somos naturalmente violentos, envidiosos, celosos, orgullosos, de un modo que nos define, y es una obligación conocernos a nosotros mismos. Es así como podemos mejorar, como adultos, mientras que los niños necesitan aprender, que se les enseñe que esas pasiones (tristes) no son pasiones o comportamientos que nos vayan a permitir una vida de comunidad constructiva, positiva”, señala Adam.

Agrega que mediante la educación (los niños) deben aprender a dominar estas malas pasiones, estos malos sentimientos que marcan los comportamientos, para poder vivir en sociedad de una forma pacífica, mejor que hoy. Y después aprender de dónde venimos, quiénes somos como civilización, porque las lecciones del pasado, luces o sombras, van a describirnos cómo hemos llegado al punto donde estamos hoy, por qué practicamos una religión o por qué tenemos tal o cual sistema de gobierno. “Esa es función de la escuela (educación) o debería ser, el sistema educativo en general”, añade.

Objetivos y oportunidad

Otro punto importante que cita es el objetivo de la educación: “Sin la instrucción adecuada no hay progreso, la educación es el ascensor social (frase de un político francés –aclara–), o sea, si no se tiene el ascensor adecuado, no existen expectativas, opciones para mejorar”.

La sociedad sin educación no tiene oportunidad de mejorar su propio entorno, por eso es importante trabajar por la educación de la sociedad, para que tenga la oportunidad de adquirir esos conocimientos, hacer el esfuerzo e inscribirse en un nivel superior de condición o calidad de vida. Superar su condición de origen y lograr resultados que le permitan un mejor futuro.

El hombre o mujer que habiendo estudiado adquiera conocimiento, va a tener las condiciones de actuar, de construir una sociedad más culta, más humana, de mejores perspectivas para él y para los demás, más igualitaria, considera.

El resultado del trabajo en educación –puntualiza– es posible evaluar el día después (en el futuro), luego de transcurrir el tiempo. Menciona como ejemplo que hoy podemos encontrarnos con niños menores de ocho años rebuscándose en la basura por desechos de comida para poder alimentarse porque no hay quién se ocupe de ellos, quien vaya a por ellos. Otro ejemplo pueden ser aquellos que trabajan en una fábrica de zapatos (trabajo infantil). Recuerda que en tiempos del último mundial de fútbol se pudo saber de niños que viajaban a Qatar para trabajar como esclavos modernos. “Esa esclavitud moderna está dada por personas con mucho dinero que contratan sirvientes pobres, necesitados, y los explotan como esclavos por dinero. Y estas personas se esclavizan porque en sus países de origen no tienen y no pueden alcanzar una vida digna. Es triste decirlo, pero la esclavitud cambió de forma, pero sigue existiendo. Eso lo podemos notar con un obrero filipino trabajando en un país rico en el Oriente Medio”.

Consultado si desde su visión, el ascensor de la educación a nivel mundial tiene alguna avería, responde: “Sí, y otra vez regreso a las pasiones tristes, o sea, a la corrupción, la falta de coraje de los gobernantes y dirigentes para tomar decisiones y cambiar las condiciones”.

“Si tomamos como ejemplo un candidato a gobernante, sus campañas electorales lo dicen todo. ¿Y eso por qué?, porque cambiar las cosas significa compartir necesariamente, es poseer un poco menos, entonces los cambios necesarios no lo hacen”.

“Voy a dar el ejemplo del gobierno de mi país (Francia), una opinión personal. El presidente (Macron) trabaja o tiene negocios con el dirigente de una empresa enorme, Total, con miles de millones de euros de capital. Durante la reciente crisis ocurrida a causa de la pandemia del covid-19, ¿cómo podríamos pedir a ese dirigente o gobernante (Macron) que intente convencer a los demás accionistas de Total a que compartan un mínimo de acciones para asistir mínimamente al personal de la empresa mientras estuvieron en paro a causa de la pandemia? A esto me refiero cuando hablo de dirigentes con falta de coraje o falta de visión o compromiso. Recalco, es mi opinión personal”.

“Entonces, ¿estamos diciendo que hay hipocresía de gobernantes y empresas cuando hablan de bienestar para el pueblo y responsabilidad social empresarial? Sí”, afirma el masón francés.

Dos tiempos en el crecimiento del hombre

Para Pierre-Marie Adam hay dos tiempos diferentes en el crecimiento del hombre, el de la educación y el de la madurez. Considera que la educación es el punto de partida para “escribir en el espíritu” los valores con los que el ser humano tiene que intentar ascender. Aceptar los “granos” de los valores con los que va a cultivar su vida, y cuando sea adulto va a cosechar. Esa cosecha tiene que reflejar el resultado del trabajo interior de cada persona. “La culpa que tenemos como adultos conscientes y responsables, es que no insistimos sobre la necesidad absoluta de dar educación a todos, y una verdadera educación, incluidos nosotros los franceses”, asegura.

¿Se perdió la visión en la educación? Responde que, por ejemplo, en Francia, desde mayo de 1968, se considera que para la educación el alumno está en el centro del conocimiento, del saber, como objetivo, y que no puede recibir instrucción o valores que no sean propuestos por el maestro. El maestro es el que va a inculcar y de quien se espera aprender. “Hoy en día, no es el maestro quien dirige la educación, la instrucción, es el niño quien decide qué es lo que quiere aprender o no. Entonces, no hay educación. Creo que hay que hacer un contraste entre ambas visiones”.

A su criterio, en la educación “tiene que haber una autoridad y la autoridad tiene que ser la del maestro, incondicional, incontestada. El saber tiene que tener una dirección, y para eso el maestro debe ser esa autoridad en la educación, ser una persona instruida y con solvencia para brindar esa educación. Por eso apelo a reinstalar en mi país la educación con el sistema de 1968″.

La velocidad de la educación y de la duplicación del conocimiento

El maestro Adam cree que se ha olvidado el tiempo básico, el mínimo necesario para que el niño reciba la educación de los valores básicos. “Los niños de hoy saben muchas cosas sobre el universo, sobre tecnología, otras innovaciones, detalles sobre lo que es una imagen, la cantidad de datos que tiene una fotografía de ciertas características, etcétera, pero los conocimientos básicos, las condiciones primeras de educación, aquellas cosas fundamentales que le permitan encontrar su propio espacio en la sociedad, su definición como persona o individuo dentro de la sociedad (padre, madre, hijo, consorte, empleado, ingeniero, científico, etcétera), esos conocimientos de base son los que están perdidos, y sin esa base los conocimientos nuevos (duplicación) no tienen buen provecho”.

“La mundialización está activa y es verdaderamente notable. Tenemos los mismos problemas a nivel global, como la falta de respeto a los mayores, a los docentes, el trato de iguales entre niños y adultos sin el respeto correspondiente. Seguramente las distintas sociedades no podemos ofrecer las mismas soluciones, pero es necesario que busquemos ese camino para recuperar esos valores básicos del ciudadano para su manejo en la sociedad y para que podamos lograr un mundo mejor para el futuro”.

Cita en Asunción

Bruno Hubert es delegado para maestros extranjeros del Gran Maestro de la Gran Logia de Francia, y junto con Pierre-Marie Adam y otras grandes autoridades masónicas de Europa y América se dieron cita en Asunción para una reunión organizada por la Gran Logia de Libres y Aceptados Masones de la República del Paraguay.

ugonzalez@abc.com.py

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