Exótica India

Con su imponente Taj Mahal, el legado de Mahatma Gandhi – un tráfico vehicular pintoresco y la convivencia de diversas culturas y religiones–, una nueva India se presenta ante el mundo con sus miles de colores y sabores.

Taj Mahal íntegramente de mármol blanco, construido como un homenaje al amor.
Taj Mahal íntegramente de mármol blanco, construido como un homenaje al amor.Viviana Benítez Yambay

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Llegar a la India y sumergirse en sus infinitos inciensos aromáticos marca el inicio de una aventura que llevará al turista a destinos majestuosos con fuerte dosis de espiritualidad.

Es la tierra de Mahatma Gandhi –cuyo legado por los derechos civiles persiste– e Indira Gandhi, cuyo nombre se lee y oye apenas uno pisa el aeropuerto internacional. Ella fue la primera mujer en ser primer ministro de la India, en dos ocasiones (1966-1977 y 1980-1984). Su liderazgo inspira a miles de mujeres que hoy dirigen cientos de comunidades en el país más poblado del mundo, unos 1.400 millones de habitantes, actualmente gobernado también por una mujer, la presidenta Draupadi Murmu, y el primer ministro Narendra Modi.

De mil colores

India está dividida en numerosas regiones, por lo que una semana resultaría poco para disfrutar de todo su esplendor. Dada la diversidad geográfica algunos turistas optan por visitar zonas puntuales, previa parada casi obligatoria en Delhi, la capital.

Nueva Delhi y Delhi antigua

Nueva Delhi es la capital de la República de la India y es una de las ciudades más pobladas: alberga a más de 30 millones de personas. Es tan atractiva como las otras regiones y cada una de ellas con su propia identidad. Hay mucho por ver y disfrutar en esta gran metrópolis. Pero sobre todo porque es la entrada simbólica a la diversidad cultural que distingue al país en el que se habla al menos veintidós lenguas o dialectos, aunque el inglés es el denominador común.

De gran porte, la oficina del presidente de la India es conocida como Rashtrapati Bhavan. Para ingresar se debe hacer reserva anticipada. En su interior, durante el recorrido, es posible admirar desde los pisos, cuadros de época, muebles antiguos hasta los techos decorados con obras de arte entre las que se destacan el tono dorado y un encantador jardín en el patio principal.

Y aunque la India es un Estado laico, la convivencia de las religiones también destaca en Delhi con templos para musulmanes, budistas, para el sijismo y el jainismo, a pesar de que la mayoría de la población sigue al hinduismo con sus dioses Brahma, Shiva y Vishnu, entre tantas otras divinidades.

El templo Sikh de Gurudwara Bangla Sahib es uno de los más visitados. Se ingresa descalzo y con la cabeza cubierta y el recorrido es el sentido del reloj. Su cúpula dorada se impone a la vista, incluso en la larga distancia sobre su resplandeciente mármol dorado. Cuentan con un comedor gratuito en el que comparten sin distinción todas las castas.

El Templo del Loto no se queda atrás. Para unos es una expresión de amor, para otros paz y armonía, mientras que algunos más lo consideran la representación de la fe bahaí. Y si aún hay tiempo, no estará demás una parada por el Fuerte Rojo que marca el inicio del popular mercado del Old Delhi (Delhi antiguo), donde las ventas de las especias marcan un singular colorido, al igual que la Tumba de Humayun. Muy cerca de allí se ubica una de las mezquitas más grandes de Delhi, el Jama Masjid.

Pintoresco viaje en tuk tuk

Todo este recorrido es posible hacerlo con el pintoresco tuk tuk, un medio de transporte tipo mototaxi con cabina que circula a gran velocidad por las avenidas, es de bajo costo y están disponibles las 24 horas. Aunque uno puede acostumbrarse en un par de días, los bocinazos también forman parte de la cotidianeidad del tráfico caótico, pero paradójicamente ordenado. Eso sí, cruzar las avenidas puede convertirse para el peatón en un deporte extremo.

Y una de las últimas paradas icónicas es India Gate. Solemne de día, cautivante por la noche. Al caminar por allí los indios explican que se trata de un memorial en honor a los caídos en los conflictos bélicos que atravesó el país. Otros dicen que simboliza el paso dado para dejar atrás el pasado colonial y el recordatorio de que una nueva India se posiciona en el mundo.

Esplendor del Taj Mahal

Otra región a visitar sin duda es Agra, en Uttar Pradesh, donde está ubicado el Taj Mahal, declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1983.

Es un imponente mausoleo que homenajea al gran amor –Mumtaz Mahal– del emperador musulmán Shah Jahan.

Una ciudadela protege este monumento íntegramente construido de mármol blanco, y en cuyo entorno se pueden apreciar otros palacios que combinan estilos de la arquitectura persa, india e islámica con detalles turcos, además de un solemne jardín frontal que aporta majestuosidad a los ojos de los millones de visitantes que recibe este centro turístico.

Mumtaz está enterrada en el centro del complejo arquitectónico que se puede recorrer por dentro, pero sin tomar fotografías ni videos.

Desde donde se la observe, esta obra de 1600 se muestra única, resplandeciente, y es por ello –tal vez– que no todos recuerdan al Fuerte Rojo donde vivió –según los historiadores indios– hasta su muerte el emperador Jahan. La vista del Taj Mahal desde este palacio es tan espectacular como romántica. Se diferencia por su color rojizo.

Un festival de sabores

¿Y qué comer? La gastronomía india es tan variada como exótica, de intenso sabor. Casi todo lleva el garam masala, una combinación de especias que realza y distingue a todo lo que uno come en territorio indio. Lleva canela, cilantro, nuez moscada, comino, cardamomo y pimienta negra. A saber: quienes gusten de la proteína animal –carnes rojas especialmente– deberán postergar esta elección. De preferencia se encuentran en los mercados pescados y algunas aves o cordero.

Por citar algunos platos típicos se puede probar: kati roll, el chole bhature y masala dosa, que es como un crepé suave. La mayoría de los alimentos se preparan a base de verduras y llevan dos extra de picante. No falta en la mesa el naam, una especie de pan suave, muy liviano. Todo acompañado de las bebidas tradicionales masala chai o el chaas.

Indore, centro industrial

En Indore City, en la región de Madhya Pradesh, es considerada la comunidad más limpia. Pero sobre todo es conocida por ser el centro industrial del país –en la época de colonia británica fue sede de la “British Central India Agency”– y alberga al icónico Rajwada, un edificio antiguo exuberante, hoy en etapa de restauración. Algunas secciones cuentan con siete pisos.

Según los historiadores locales, fue construido en 1700 aproximadamente y los arquitectos de entonces optaron reunir en esta obra características de la arquitectura francesa y mogol con resplandecientes arcos y cúpulas, sin olvidar los detalles de maratha, que trata de una sencillez impactante. Junto a esta reliquia está el bazar Khajuri, muy concurrido especialmente en la noche, con precios muy accesibles. Es un buen mercado para llevarse recuerdos de la India.

Acento paraguayo

Recorrer Delhi y escuchar voces conocidas puede resultar fascinante. Dos profesionales paraguayas le ponen el acento guaraní a esa inmensa tierra india.

Diana Pessoa, que reside en Nueva Delhi desde hace 7 años y se desempeña como docente de lengua española en el Instituto Cervantes, comenta su experiencia de vivir en esta gigante nación. “Vivir acá es una gran aventura”, describe, mientras agrega que en la cotidianeidad se produce “un aprendizaje constante” y al ser una “cultura enorme, tiene muchos contrastes, colores y sabores”. Comenta que India le dio la “oportunidad de crecer personal y profesionalmente, pero siempre se extraña al Paraguay. Las rondas de tereré, el chipa guasu…”, señala con emoción.

Ana Belén Ojeda, artista. Ejecuta el clarinete e integra una banda musical. “Estoy hace dos años en India. Vivo en Delhi, en una zona muy concurrida”, señala para luego agregar que lo que hace atractivo a ese país es la “diversidad cultural inmensa”, pero también al llegar aquí –cuenta con picardía– “tenés dos salidas: ganás o perdés paciencia”, y no puede dejar de mencionar emocionada que “de Paraguay se extraña siempre la comida y la gente”.

viviana@abc.com.py

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