“Las editoriales no apoyan a los autores en el Paraguay”

Para Irina Ráfols, escritora y poeta, cuesta editar un libro en Paraguay, ya que las editoriales no apoyan a los autores como en otras partes del mundo. Indica que faltan agentes literarios que puedan asesorar al escritor y, de esta manera, dinamizar la propia literatura. Lamenta que a la crítica literaria no se la tome en cuenta en nuestro país. Apunta que hay nuevos talentos en las letras locales, pero que aún necesitan más apoyo para sobresalir.

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Irina es licenciada en Letras por la Universidad Nacional de Asunción y directora de la Escuela de Escritores de El Lector. Entre sus obras destacan: Abulio, el inútil; Desde el insomnio; Esperando en el café y Alcaesto. El próximo 10 de julio, presentará su nuevo libro: El hombre víbora, en el Centro Cultural El Lector, a las 19:30 h.

-¿De qué trata el proyecto Encuentro con las autoras, encarado por el Ministerio de la Mujer y la Secretaría de Cultura?

-Es un programa de cooperación entre los dos ministerios, en el que diez autoras del Paraguay recorrerán el país encontrándose con grupos de mujeres para compartir experiencias desde el incentivo del libro. En el programa está contemplado editar cuentos de las autoras en libritos independientes que se distribuirán en forma gratuita, tengo entendido. Recorreremos diferentes ciudades y localidades del país, para organizar charlas referentes a la experiencia de escribir, compartiendo nuestros cuentos y abriendo debates sobre género.

-¿Cuál obra suya fue seleccionada?

-En mi caso, el cuento elegido es Elena Potianova. Son dos historias paralelas: una dentro de la otra. La motivadora es sobre las trabas culturales para enamorarse. Elena es de la colonia menonita y se enamora de un indígena.

-¿Cree que es necesaria una “mirada de género” en la literatura?

-La literatura puede ser tratada desde cualquier ángulo. La mirada de género es solo un ángulo más. En el caso del proyecto está justificada, porque la idea es llegar a grupos de mujeres que viven situaciones sociales particulares y el cuento es un incentivo para visualizar esas situaciones.

-¿Cuesta hacer literatura en el Paraguay de hoy?

-Costar no cuesta nada. Cualquiera puede hacer literatura, considerando que pueda llegar a la calidad literaria. Lo que cuesta es la edición. Las editoriales no apoyan a los autores como hacen en otros lugares. Necesitamos gestores literarios que asesoren al escritor, le ayuden a corregirse y a promover sus obras, a dinamizarlas en diversos encuentros con el público.

-Dirige talleres literarios. ¿Cómo se enseña hoy a escribir? ¿Hay un recetario?

-Hay un estudio planificado como en todas las áreas profesionales. En mi caso, la carrera de Letras me permite estar calificada para enseñar lo que enseño. Aparte sigo estudiando, porque un profesor en ejercicio tiene la obligación de estar actualizado. En la Escuela de Escritores desarrollo un programa para aprender a escribir en el tiempo que haga falta; no sigo una evaluación académica porque no sirve.

Los estudiantes que van a la escuela van porque disfrutan de aprender a escribir, disfrutan del ambiente de clases y del placer de la literatura. No van para cumplir un ciclo y recibir un título que se obtiene al pasar con un dos de calificación. Quiero aprovechar la libertad que tengo para enseñar lo mejor y de la mejor manera. El estudiante puede estar en el curso el tiempo que quiera o necesite. Yo estudio las teorías e ideo técnicas y formas de análisis. Permito que los alumnos sigan un proceso. Esto no se puede aplicar ni en el colegio ni en la universidad, por el sistema y los tiempos.

-¿Con cuál obra suya se identifica más?

-Con todas, en todas estoy de muchas maneras. Tengo algunas obras terminadas que no son conocidas por el público, así que no puedo hablar de ellas. Podría ser Abulio, el inútil, mi primera novela, una parodia filosófica que a pesar de suceder en el campo no hay en juego elementos rurales. Es novela de personaje.

Una tragicomedia filosófica con elementos fantásticos y sicológicos en la que me divertí mucho escribiendo. Sin embargo, me sentí en el lugar de Xeo, el adolescente de Alcaesto, mi segunda novela. Me creí todos sus dramas y alegrías. Algunos disfrazados eran autobiográficos. Los cuentos son muchos, demasiadas variaciones de seres. Las poesías son bastante autobiográficas también. Están las piezas de teatro que todavía no publiqué, y la última novela con elementos pícaros, fantásticos y bélicos, que presentaré en unos días más: El hombre víbora. Es imposible no ser lo que se hace.

-¿De qué trata la nueva novela?

-La novela se llama El hombre víbora. La trama sucede apenas matan a Francisco Solano López, cuando Brasil toma posesión del Paraguay. No es una novela histórica, tiene un marco histórico, pero lo demás es ficción. Tuve que leer muchos libros de historia para hacer ese marquito. Toda mi admiración al Paraguay está ahí; la escribí con el corazón. Ojalá eso cuente.

-¿Qué tiene de diferente con otras obras similares sobre el personaje?

-La novela sucede en dos tiempos: en la actualidad y a finales de la Guerra de la Triple Alianza. Tiene elementos épicos y bélicos, pero también pícaros, humorísticos, dramáticos, sobrenaturales y fantásticos. Hay mucha acción.

Comienza en nuestra época, cuando un paciente profesor y un estudiante fastidioso se internan en el monte buscando los rastros de un ser fabuloso, según unas cartas de Guido Boggiani. Me divertí muchísimo escribiéndola y me arranqué de los pelos corrigiéndola. Me ayudaron con las traducciones en guaraní Mauro Lugo y Clara Aranda y, en portugués, Daiane Fernández. Personas maravillosas. Les debo mi gratitud.

-El Premio Hérib Campos Cervera, Victorio Suárez, asegura que falta crítica literaria en el país. ¿Qué opina al respecto?

-Hay crítica literaria, pero generalmente no se considera que sea un trabajo intelectual. No se tiene en cuenta que dedicar el tiempo a estudiar una obra y analizarla siguiendo teorías sea un trabajo. Se invierte tiempo y estudio, y no se tiene rembolso. Si se contemplara esto, tal vez los críticos literarios estarían más estimulados a escribir.

El crítico literario tiene que pertenecer al ámbito de estudios literarios, porque tiene que manejar teorías y saber aplicarlas o demostrarlas en las obras. Por otro lado, no está demás aclarar que se confunde criticar, esto es: hablar mal del prójimo, con evaluar una obra de acuerdo a algún principio literario. En este sentido, está lleno de críticos.

-En otra entrevista, me había afirmado que la literatura paraguaya no es universal. ¿Se  puede revertir esto?

-Todos los países tienen una literatura regional o tradicional, y otra más universal. En Paraguay tenemos autores que siguen escribiendo sobre la dictadura de Stroessner, que ya se plantea como un género. Hay temáticas muy repetitivas y similares. Pero otros autores tocan temas más universales, sobre todo autores jóvenes, aunque también hay algunos mayores que se escapan al influjo de una forma de escribir y una temática que ya empieza a gastarse.

Tenemos que esperar un poco más para ver qué se produce. La cosa no es revertirse, sino continuar el camino. Los gustos y los estilos literarios representan una imagen de su tiempo. Pero las expectativas culturales cambian y cambian los tiempos. Por eso es necesario que la literatura se renueve.

-¿Hay nuevos talentos en la literatura paraguaya actual?

-Sí, hay nuevos talentos. Particularmente estoy trabajando hace más de seis años con estudiantes y algunos colegas. Apuesto al talento de varios de ellos. Tengo estudiantes que pronto presentarán sus libros de manera independiente. Ya lo han hecho en antologías. Los nuevos talentos que van a aparecer, en general, no lo serán tanto por la temática, sino por el tratamiento del lenguaje y de la estructura. Es un vaticinio. Hay gente muy interesante por allí. Pero se complica a la hora de publicar. El talento no puede tener su oportunidad si no se da a conocer. Y ahí entra a tallar la cuestión de cómo hacer para publicar, quién te edita, quién te apoya cuando nadie te conoce, y aun cuando te conocen es muy difícil publicar, muy caro.

-Y la literatura mundial, ¿hacia dónde tiende? ¿Hay mayor y mejor diversidad en nuestra época?

-La literatura mundial tiene demasiados tentáculos. Es un pulpo que a veces tantea la inmensidad y a veces se busca a sí misma. Tenemos constelaciones literarias muy diferentes en la literatura oriental, la occidental, la insular, etcétera. Cada una siguiendo una cosmovisión particular. En Paraguay, en términos generales, podemos reconocer los géneros del boom y el posboom latinoamericano, pero ya aparecen otros registros. Hay que darles tiempo a que se asienten.

equintana@abc.com.py

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