Delirante pretensión en la “nueva” agenda directiva del Senado

La reciente elección de la mesa directiva del Senado muestra varias cuestiones que van desde la composición de dicho cuerpo legislativo y otra que muestra la descomposición en la que siguen cayendo los políticos en su pretensión de instalar un conjunto de ideas probadamente fracasadas.

El continuismo es hacer lo mismo y que fracasó. Es distribuir tierras,  impuestos a inversión, alentar invasiones modificando la CN, entre otros.
El continuismo es hacer lo mismo y que fracasó. Es distribuir tierras, impuestos a inversión, alentar invasiones modificando la CN, entre otros.Archivo, ABC Color

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En el primer caso, la elección de la mesa directiva es hasta natural que los miembros del Congreso intenten ser parte de la misma. Esto es algo que sucede aquí y en cualquier lugar del mundo. Ahora bien y pasando al segundo caso, el de la agenda legislativa, aquí tenemos un tema diferente por sus consecuencias prácticas.

De que pueda darse una agenda legislativa en la que los senadores y diputados logren algunos acuerdos en favor de propiciar transformaciones para favorecer a la ciudadanía es de suyo una tarea necesaria y más en un país como el nuestro.

Paraguay necesita, en efecto, y sin mediar tiempo de espera de una agenda legislativa de carácter reformista. Esto debe llevarse a cabo para hacer del Estado un órgano encargado de tareas establecidas en nuestra ley fundamental y que no las hace y si las hace pues las lleva de modo ineficiente adosado de corrupción.

Sin embargo, este no es el caso que ha ocurrido días atrás. La nueva mesa directiva en la que sobresale la elección de su vicepresidente, el senador Sixto Pereira del Frente Guasu, es motivo de atención y de alerta.

La agenda

Y no porque el senador Sixto Pereira no pueda ocupar dicho cargo, que lo puede y tiene derecho, sino porque sus primeras declaraciones fueron para enviar una señal precisa. El novel vicepresidente del Senado sostuvo la necesidad imperiosa de una agenda en la que se insista en proyectos de elevar impuestos a los sojeros, tabacaleros y a los más ricos, agregando las expropiaciones de tierras y diciendo que las invasiones de la propiedad privada no eran precisamente tales.

Las afirmaciones del vicepresidente del Senado no fueron meras declamaciones. Responden a un plan deliberado que se inició mucho antes y que semanas atrás se presentó no solo en términos de deseos, sino de una estrategia política mediante la presentación de sendos proyectos de ley.

Los proyectos: 1) “Que declara emergencia educativa en todo el territorio nacional y crea la tasa extraordinaria a las grandes fortunas”, y 2) “Que amplía el artículo 142 de invasión de inmueble ajeno del Código Penal modificado por la Ley N° 3.440/2008” presentados recientemente son ejemplos concretos de lo que vengo exponiendo.

Ambos documentos no son para tomarlos a la ligera, pues sus proyectistas llevan a cabo en su exposición de motivos, y en la propuesta concreta, una línea de pensamiento establecida bajo los auspicios del populismo cuyo objetivo es crear conflictos en la sociedad, y cuanto más conflictos haya mejor para los que luego vendrán a proponer las “soluciones”.

Conflictos y “soluciones”

Y a propósito va el entrecomillado porque ante los conflictos que crearán sus proyectos en caso de ser aprobados y otros que de seguro tienen pergeñados enervarán todavía más las diferencias entre los diversos grupos. Viene el enfrentamiento físico. Y este es el punto en donde ya no hay posibilidad de retorno alguno hacia la tranquilidad, la certidumbre y todo lo que significa atraer e instalar inversiones.

Entonces, los propiciadores de la agenda legislativa se fueron apoderando lenta, pero sostenidamente, de la sartén y la tienen férreamente por el mango, presentarán otros proyectos que sostendrán a los que ya fueron aprobados pero para terminar de una vez por todas con los que se les oponen.

El país con ese cúmulo de ideas colectivistas de animadversión hacia la propiedad privada, hacia el productor, el empresario, la inversión y el esfuerzo cotidiano recorrerá la geografía nacional y pronto llevará al país a un abismo y de ahí al infierno.

Además de económico y político

Y la razón práctica de esta situación además de ser un problema económico y político es que también es de orden moral. Cuando una persona ya no puede disponer de lo suyo o le es arrebatado una buena parte de lo que le pertenece sean sus salarios laborales, las ganancias empresariales o un terreno (pequeño, mediano o grande) y lo demás (seguridad, educación y salud tal como dice la Constitución Nacional - CN) siguen deteriorándose adrede porque a los buscadores de conflictos les interesa que así sea, entonces vida, la libertad y la propiedad están en peligro.

De igual importancia es que aquella llamada “nueva” agenda legislativa en realidad no es nada nueva. Por el contrario, es tan vieja, vetusta y de declarada causante de daños y hasta muertes que solo a los que prefieren el eterno conflicto les sigue seduciendo.

Los propiciadores del conflicto saben que una sociedad de personas debilitadas en la protección de sus vidas, libertad y propiedad, posibilitan el avance del colectivismo donde lo que es todos es mejor que sea de alguien: Y esta es la destrucción del tejido moral para desde el colectivismo llegar al neocomunismo. ¿Estoy diciendo una exageración? No. No lo es. Los venezolanos que se burlaban de los que les advertían que podían convertirse en nueva Cuba debido a las “nuevas” ideas y prácticas colectivistas llevadas a cabo, ahora ya no están en su país porque huyeron.

Continuismo

De igual importancia, la agenda que se pretende instalar según la proclama del senador Sixto Pereira que, además de no ser nueva, es exactamente la muestra del continuismo del que tanto se critica. El continuismo es hacer lo mismo y que fracasó. Es distribuir tierras, es poner impuestos a la inversión, es alentar las invasiones modificando el orden constitucional, es crear nuevos tributos a los productos agropecuarios, en suma, es ponerle palos a la rueda.

Lo más nefasto que le ha venido sucediendo al Paraguay no es sólo la mala, ineficiente y corrupta asignación de los recursos utilizados por el Estado y que fueron creados previamente por los contribuyentes. No es solo esto. Lo nefasto, dañino hasta los tuétanos es la desinversión, desocupación, informalidad y pobreza causados por la falta de garantías a la propiedad y la inversión. Y las invasiones o nuevos impuestos lo único que hacen es precisamente mantener lo que ya existe y del cual nadie a la fecha se ha encargado de enfrentar con liderazgo firme e ideas correctas.

La teoría económica de los derechos de propiedad del premio Nobel de Economía, Ronald Coase, demuestra lo destructivas que han sido las medidas que ahora la “nueva” agenda de la directiva del Senado con su vicepresidente pretende hacer creer e imponer en nuestro país.

Conflicto

Tienen una línea de pensamiento establecida bajo los auspicios del populismo, cuyo objetivo es crear conflictos en la sociedad.

Daño

La “nueva” agenda legislativa en realidad no es nueva. Es vieja y causante de daños y solo a los que prefieren el eterno conflicto les sigue seduciendo.

(*) Catedrático de materias jurídicas y económicas en UniNorte. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”; “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.

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