Carta a un bandeirante

Carlos Jorge Fernandes, usted es brasileño y yo soy paraguayo. Usted representa al Conde D’Eu y yo a López. De manera que no nos vamos a entender nunca.

La consigna “justicia en Itaipú” que la hinchada gritó durante un partido contra Brasil sigue más vigente aún.
La consigna “justicia en Itaipú” que la hinchada gritó durante un partido contra Brasil sigue más vigente aún.Archivo, ABC Color

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Nunca olvide, y esa carta de puño y letra existe, que el Duque de Caxias renunció a la comandancia en jefe de los aliados porque “la guerra ya había terminado, solo quedaba una matanza, una guerra de exterminio” y él no quería participar de eso. Su sucesor, el Conde D’Eu continuó el trabajo como una bestia, no como un soldado. Exterminó a casi todos los hombres y dejó algunos ancianos, mujeres y niños. Yo soy descendiente de estos sobrevivientes.

El imperio de Portugal y luego el del Brasil siempre incumplieron de alguna manera todos los tratados habidos y por haber. Desde el Tratado de Tordesillas y la Bula de Alejandro VI (vuestros límites de hoy lo atestiguan), hasta el último tratado de límites entre Paraguay y Brasil... y ni qué decir el de Itaipú. Solo pongo un ejemplo: la exclusa de navegación, inserta en el Tratado. “Pacta sunt servanda”.

Usted está en algún punto del Brasil como un francotirador. No tiene rostro, o lo cubre con una máscara de bandeirante que, sumado a la libertad de este diario, le permiten entrar y agredir a mi pueblo. Se inmiscuye en los asuntos internos de mi país y no es capaz de aceptar un debate limpio en un medio paraguayo que usted elija (le di varias veces esa opción).

A la inversa, yo no entro en Folha de São Paulo, ni Veja, ni O’Globo, ni Folha do Paraná, a refutar a ningún defensor de Itaipú. Los enemigos de vuestros corruptos administradores de Itaipú, de la Eletrobras y de Petrobras están en el Brasil. Yo nunca le mencioné el “Mensalao”, la corrupción feroz de los contratistas de Itaipú que, si aquí robaron 10, allá robaron 100.

Desconozco su edad, su profesión y su morada, pero intuyo que usted ya atravesó la casa de los 70 años. Yo pasé los 60 años. Por consiguiente, no sé si es un mérito desafiar a un anciano a un duelo como se estilaba en la época de López. Con las armas que usted elija.

Con la pluma, como todo discípulo mameluco, usted es muy astuto, mentiroso y manipulador. Cuando se toca un tema que es sensible para las ansias hegemónicas del Brasil, o, dicho de otra manera, beneficioso para los intereses del Paraguay, usted la deriva hacia la historia escrita... “por los vencedores”. Denostó en todo tiempo contra mi persona, con una fuerza similar a la de un batallón del Conde D’Eu contra los niños de Acosta Ñu.

Quiero que sepa que leo solo, pienso solo, investigo solo. No tengo patrón proveniente de la mafia, no tengo mentores, no tengo paga por lo que escribo. Vivo hoy de mi jubilación derivada de mis 40 años de vida en el mundo energético. Tal vez como usted, aprendí historia en una escuela y colegio normal. El resto lo leí en libros imparciales; algunos escritos por brasileños y otros por argentinos. De manera que mi fuente de información es variada, como debe ser. Sin embargo, los que apasionan a cualquier lector son las propias crónicas de guerra, y entre ellas algunas provenientes de grandes generales brasileños. Reconocieron nuestra grandeza, cosa que usted, mi querido fantasma de internet, no lo hace.

Carlos Jorge Fernandes, me gustaría tenerlo de mi lado. Defiende muy bien a su país. En su afán y pasión, sin embargo, se olvida de lo más sublime que tiene un ser humano: la humildad. Le sugiero leer al gran poeta nordestino, Patativa do Assaré, Antonio Goncalves da Silva, poeta sin estudios, pero doctor honoris causa en varias universidades del Brasil. Le dedico una poesía suya, muy oportuna para nuestros debates:

“É gloria bastante fría/ a daquele que estudou/ formou-se em filosofia/ mas nunca filosofou”

“Eu acho melhor falar errado dizendo a coisa certa do que falar certo dizendo a coisa errada”

“Sem ver as grandes cegueiras/ da su propia pessoa/ vive o homem sempre as carreiras/ atrás

de uma coisa boa/ Quando a coisa boa alcanca/ ele ainda nao descansa/ Sente um desejo maior...”

Y sigue.

Evidentemente, su defensa, o la de la política exterior del Brasil, o el accionar brasileño en Itaipú, lo hará con literatura probrasileña, sería “peligrosamente” libre si lo hiciese basado en los grandes pensadores y poetas de la humanidad. No obstante, los hombres como Patativa do Assaré trascendieron las fronteras del egoísmo, de la exclusión, de la inequidad... de la barbarie; por ello llegó hasta mi humilde biblioteca. Trate de imitarlo; es mejor la sabiduría que la ciencia.

Reitero una vez más: mis artículos están direccionados exactamente hacia los causantes de eso que usted llamó caos en Yacyretá. El caos también existe en Itaipú, y es grande. Tapar el sol con un dedo no se puede.

Cuando los buenos policías federales del Brasil y los buenos fiscales del Tribunal de Cuentas de la Unión entren en Itaipú (margen izquierda) probablemente usted quedará con “vergonha”. ¿O fue mentira todo lo que a diario vimos sobre los escándalos en la Petrobras y Eletrobras? En la Itaipú, en ambas márgenes durante casi 50 años, no desembarcaron “carmelitas descalzas” o santos ermitaños. Los paraguayos, por lo menos, lo tenemos bien claro.

Aquí se formó la élite económica más poderosa y egoísta de nuestra historia, la de los “barones de Itaipu”. Ellos estaban al servicio del dictador Stroessner, quien, junto con su hijo el coronel, timoneaban el barco más corrupto de nuestra historia. Hemos cometido errores... ¡claro que sí! Pero esos errores no son vitalicios. Cuando tengamos un equipo que realmente quiera defender nuestros intereses de la misma manera que usted lo hace, estaremos ante un “jogo bonito” Mientras, será un partido similar a lo que escribí hace unos 20 años atrás: El consejo paraguayo es similar a la “selección de Piquete Cue (un pueblito perdido del Py), mientras que el Consejo brasileño es igual a la selección brasileña... pero reitero, ¡la culpa es toda nuestra!

Caos

Mis artículos están direccionados hacia los causantes de eso que usted llamó caos en Yacyretá. El caos también existe en Itaipú, y es grande.

(*) Ex asesor del DGP de Itaipú, del 2008 al 2012

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