Argentina, cuando los números no cierran

Para las empresas paraguayas, depender en un 100 % de los negocios con Argentina resulta siempre complicado. Con una economía cíclica, influenciada negativamente por el factor político, habrá que saber que en algunos momentos presentará oportunidades, y en otros, exigirá poner la mirada en mercados diferentes.

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Invitados por la Revista EN, el analista económico argentino Carlos Melconián y el economista paraguayo César Barreto hablaron sobre “El ambiente de negocios en Argentina y su impacto en Paraguay”. El evento se desarrolló ante ejecutivos locales en el Centro de Convenciones Mariscal López. En la ocasión se resaltó la travesía a seguir en lo que se cree será la última etapa de la era kirchnerista, tomando como base las últimas elecciones primarias en las que el Gobierno del vecino país soportó una dura derrota.

Los resultados electorales serán ratificados o rectificados en octubre. “Tendremos que ver si viene la inercia de lo que hay o la administración. No estoy esperando que la economía gire a la búsqueda de elementos rectificatorios”, aclaró Melconián.

Políticamente, el oficialismo estará más débil e internacionalmente el mundo está dejando de ayudar como lo venía haciendo, opinó. También, la cosecha dejó de dar saltos de envergadura y macroeconómicamente el deterioro avanzó sobremanera y los desvíos son crecientes. Reflexiona que en entre los posibles escenarios, el peor sería que el Gobierno, ante la situación en la que se encuentra, no haga nada; el mejor, sería la reformulación integral; sin embargo, cree que lo presumible es que haya ajustes parciales. “Muy probablemente se deba ir a ajustes parciales que va imponiendo la realidad. Entonces será una mezcla de inercia peligrosa en la que puedan, y la administración del deterioro en la que no puedan mantener la inercia”, comentó.

Como antecedente, dio números de la derrota kirchnerista, contando que cayó en la provincia de Buenos Aires y en cuatro grandes distritos, destacando que lo curioso fue que perdió en el interior de las provincias más peronistas. Además, algo muy llamativo fue que donde más empleos públicos, planes sociales y subsidios distribuyó el Gobierno, fue donde más fracasó.

Perspectivas

El fin de este ciclo será muy difícil de revertir, y desde el punto de vista político, el tema central pasa a ser la gobernabilidad. La modificación del modelo la impondrá la realidad, ya que, de acuerdo con los pronósticos de Melconián, la agenda económica irá detrás de los acontecimientos y no al revés, pues no hay chance de resurrección política del oficialismo.

Señaló que la economía llega a octubre con deterioro sin desmadres: el nivel de actividad es mejor que el año pasado, no se crean nuevos puestos de trabajo, la inflación no baja del 25 % aunque no espiraliza, las reservas siguen cayendo, no derrapan; el dólar paralelo en dos dígitos no explota; el fisco está cada vez más en rojo y la emisión de monedas sigue sin parar por parte del Banco Central Argentino, que ha sido cooptado por el Poder Ejecutivo desde 2010. Así, Argentina está en una tasa de deterioro, no en una explosión.

El segundo dato importante que lanzó es que se tendrá que convivir con una macroeconomía con faltante de dólares y sobrante de pesos.

Entre 2007 y 2011 Argentina sufrió una fuga de capitales de USD 20 mil millones anuales, dentro de la ley, la que es considerada la fuga de capitales más importante de la historia argentina. Asimismo, a las 96 horas de su nuevo periodo de Gobierno, Cristina Fernández decidió controlar el cambio (el cepo). “No se venden más dólares para dolarización de portafolio a los ciudadanos, no se permite el giro de utilidades a empresas extranjeras y se controla cada uno de los pedidos de importación”, detalló el analista. Además, simultáneamente, cortaron la salida de USD 25 mil millones y se autocortaron en los ingresos USD 20 mil millones, con lo que finalmente el cepo fue un tiro por la culata, según sus palabras.

A los problemas que citó, sumó que la oficina de estadística del Gobierno “está tomada” desde hace seis años, por lo cual oficialmente la inflación es de un dígito, cuando que llega al 25 % según cálculos del ámbito privado. Asimismo, hay una sobreestimación del nivel de actividad, ya que mientras el Gobierno presenta cifras de crecimientos del 8 %, al sector privado el cálculo le da 3 %. Pidió que se entienda que, mientras el Gobierno habla de una revolución industrial en Argentina, las exportaciones crecen 0 en volumen.

Respecto a la cosecha, dijo que está bien, pero que su país necesita crecimientos permanentes, pues mientras la cosecha será de 107 millones de ton, paralelamente el precio futuro de la soja en Chicago va cayendo.

Otro motivo que presiona en el mercado de cambios es que desde hace 11 años viene disminuyendo la producción de petróleo y desde hace 9 años la de gas, por lo que Argentina —que era superavitaria en energía— pasó a ser deficitaria, lo que juega en contra de su exportación.

Igualmente, sobre el sector turístico apuntó: “Los argentinos éramos neto USD 1000 millones superavitarios en turismo y viajes, y vamos camino a USD 1000 millones por mes deficitarios, porque los turistas que dejaban USD 4000 millones por año, ahora se los venden al conserje del hotel. No van a liquidar el cambio a 5,70 pesos, sino con el conserje, y obtienen a 9 pesos. Van a Argentina, pero (sus dólares) los venden en el mercado negro paralelo”, enfatizó.

A través de un gráfico, exhibió el proceso que experimentó el tipo de cambio en los últimos 60 años, cuyo promedio histórico da 7,50 pesos el dólar, pero a la fecha se encontraba a 5,70 pesos. “El problema es que se puede estar más abajo de donde está hoy Argentina”, puntualizó.

La mirada local

Desde hace tiempo en Argentina no se ve una explosión económica, más bien hay una administración de los márgenes de sintonía fina de la política económica, imposible de sostener permanentemente. “Uno puede hacer sinfonía fina por un tiempo, pero si lo hace en exceso se generan distorsiones en los mercados, que al acumularse exigen ajustes muy duros”, refirió a su turno el economista César Barreto. A su parecer, al vecino país se le está acabando el margen para la sintonía fina. “El modelo argentino es de alto crecimiento del gasto público, financiado con emisión de dinero a un ritmo del 30 %; eso reproduce una inflación del 25 al 30 %. Lo que deben hacer es corregir el gasto público”, aseguró.

En ese contexto se volvió imperioso cerrar la brecha para que este modelo –en el cual se gasta más de lo que ingresa al Estado– pueda sostenerse un tiempo. “Por eso los controles de cambio y el control de importaciones; para reducir el efecto de una política monetaria y fiscal muy expansiva en la balanza de pagos, en términos de economistas”, expuso.

“Cada día, cada semana, cada mes se ajusta el tipo de cambio oficial para reconocer el efecto de la inflación y evitar que el sector productivo quede con un número muy negativo. Si no realiza ese ajuste, la actividad real puede frenarse muy bruscamente. Aparentemente, están en una política monetaria de ajustar todos los días un poquito, a fin de que no se note tanto con los números, pero acumulado están a un ritmo del 26 %; así se compensa la inflación con una devaluación mayor. Estas son cosas que ya se han probado en otras décadas, pero no funcionan por mucho tiempo”, señaló.

Lo macro resiste

En lo macro, Paraguay puede soportar los embates de una crisis económica en Argentina. “Tenemos reservas altas, disciplina fiscal, niveles de deuda muy bajos, una política monetaria independiente administrada por el Banco Central del Paraguay (BCP) y sin influencia política de ningún tipo. Significa que no tendremos un impacto en los precios macroeconómicos ni habrá mayores desórdenes como pasó en 2002, cuando el origen de la crisis estuvo en Argentina y nos golpeó fuerte porque nuestra posición macroecónomica era débil. Hoy contamos con suficiente solidez financiera para aguantar el peor escenario”, aseveró.

Lo micro, más difícil

En lo micro, el panorama es más delicado. “Lo que han vivido los comerciantes formales en los últimos meses es una realidad que deberán administrar con creatividad. La diferencia entre el dólar oficial y el dólar blue seguirá incentivando el contrabando hormiga. Solo podemos exigir que se controle de tal forma a mitigar el impacto. Las autoridades deben poner un esfuerzo muy grande, sé que es difícil pero uno no puede tirar la toalla y decir: ‘Porque es complicado no voy a controlar’. Hay que hacerlo, pues hablamos de que esto puede durar 30 meses más, no hablamos de un periodo corto”, expuso.

El control de las importaciones en Argentina seguirá afectando a las exportaciones paraguayas. “Insisto a los empresarios a que empiecen a mirar otros mercados”, afirmó.

En cuanto a la política cambiaria del Gobierno nacional, sería ideal evitar un desalineamiento del tipo de cambio del guaraní. “Nuestra moneda se ha apreciado mucho en los últimos años. Con amplios márgenes, la soja y la carne pueden aguantar este tipo de cambio, pero otros sectores manufactureros no poseen la misma capacidad. Creo que hay un desalineamiento que no debería continuar”, advirtió.

La política económica importa y mucho. En la última década, Paraguay ha hecho una gestión económica que ha marcado la diferencia. Las políticas económicas inconsistentes siempre terminan mal y con grandes correcciones porque las distorsiones en 10 años se multiplican por 20.

Para Barreto, la composición óptima de política económica es una política fiscal anticíclica, de equilibrio estructural, combinada con una política de objetivo o meta de inflación como guía de la política monetaria –el BCP la implementa desde hace unos 5 años– y una política cambiaria de flotación sucia, en la que el mercado es libre pero con intervenciones de la autoridad monetaria –en nuestro caso, del BCP– para evitar desalineamientos de cambio a corto y mediano plazo. Esa combinación ha funcionado en Australia, Nueva Zelanda, Chile y la intentan Brasil y Paraguay, pero debe ser implementada a través de bancos centrales independientes.

“Esta política económica genera un círculo virtuoso de confianza, más inversión, crecimiento y empleo de forma sostenible en el tiempo, como ha sucedido en países hoy exitosos. Los que han intentado acelerar esta marcha con sintonía fina de política económica terminan en el fracaso. Argentina es un ejemplo, esperemos que lo hayan aprendido”, concluyó.

Entre 2007 y 2011 Argentina sufrió una fuga de capitales de USD 20 mil millones anuales, dentro de la ley, la que es considerada la fuga de capitales más importante de la historia argentina. Asimismo, a las 96 horas de su nuevo periodo de Gobierno, Cristina Fernández decidió controlar el cambio (el cepo).

“En Argentina será difícil aterrizar de manera suave cuando los números no dan. Si el Gobierno kirchnerista llega a 2015 con 0 combustible, es imposible no sentir el impacto, y se verá obligado a tomar medidas muy fuertes”. (Econ. César Barreto).

Riesgo país

A criterio de Carlos Melconián, el riesgo país de mediano plazo de Argentina ha bajado tras las elecciones primarias. Probablemente, se viene una década diferente desde el 2016. Pero explicó que no es fácil convencer de políticas de Estado en su país, cuando miembros de un mismo partido son de ideologías distintas, trayendo a la memoria que Carlos Menen y Néstor Kirchner pertenecían al mismo partido. Sin embargo, mientras hace 20 años el primero privatizó el petróleo; dos décadas después, el segundo lo estatizó.

silvana.bogarin@abc.com.py

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