Las nuevas aventuras de Simbad (4) (adaptación)

Llegamos al final de esta gran aventura.

Las nuevas aventuras de Simbad.
Las nuevas aventuras de Simbad.ABC Color

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—Vamos, amigo volador —pensó. Date prisa en venir que hoy te tengo el desayuno preparado.

Y, en efecto, poco tiempo después el monstruo aéreo, fiel a sus costumbres, planeó brevemente sobre el valle, y nada más divisar el cuerpo del reptil se lanzó en picada y lo apretó con sus fuertes garras. Llevándose a Simbad en el mismo lote.

¡Así logró el intrépido marino salir de aquel misterioso y terrible lugar!

El peligro, sin embargo, estaba lejos de haber desaparecido. Porque sin duda el Pájaro Roc volvía de nuevo a su isla, y aquel no era sino otro callejón sin salida.

Pero mientras el Pájaro Roc sobrevolaba el mar, Simbad divisó hacia abajo un hermoso barco navegando sobre las aguas azules.

—¡Soy un hombre afortunado! — gritó Simbad.

Y al momento cortó con su cuchillo la tela que le unía al cuerpo de la serpiente y se dejó caer al agua en una zona próxima a la embarcación. —¡Hombre al agua! gritaron desde el barco.

—¡Arriad las velas! ¡Un hombre necesita auxilio!

Y aquellos gritos llegaron a los oídos de Simbad y sus sonidos le parecieron la más dulce música celestial.

Poco después el barco se aproximaba hasta el náufrago, que era izado a bordo con la ayuda de algunos marineros. ¡Por fin estaba a salvo!

—¡Bienvenido quien quiera que seas! le dijeron en su propia lengua—. Toma aliento y algo de comida y luego disponte a contarnos cómo es posible que puedas hallarte en mitad de este océano, a varios días de navegación de la tierra más próxima.

—Lo haré, amigos —les dijo Simbad, y les aseguro que en algunos momentos les será difícil creerme.

Y aquella fue, pues, la primera vez que Simbad relató algunas de sus impresionantes aventuras.

Algo que en lo sucesivo, y durante Y aquella fue, pues, la primera vez que Simbad relató algunas de sus impresionantes aventuras. Algo que en lo sucesivo, y durante.

Semanas más tarde el barco atracaba en el puerto de Basora, y gracias a los diamantes que había recogido en el valle de las serpientes, Simbad se convirtió en un hombre inmensamente rico. Así que mandó construir un gran palacio y se dedicó a disfrutar de la vida, sin olvidarse al mismo tiempo de atender las necesidades de lo más menesterosos.

Pero como era de carácter inquieto y amante del riesgo y las aventuras, no tardó en volver a embarcarse para emprender largos y accidentados viajes de negocios.

Claro que esas ya son otras historias, y por ello se relatan en el lugar apropiado...

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Sobre el libro

Título: Las mil y una noches

Editorial: Grafalco

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