Cuando dormir se torna incómodo

Existen numerosos trastornos del sueño que pueden presentarse en la persona a lo largo de su vida. Algunos son incómodos y otros asustan. La similitud entre todos es que tarde o temprano afecta el desarrollo normal de actividades del que los padece.

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Muchas personas entienden que el insomnio es el único trastorno del sueño que puede presentarse, sin embargo existe una gran variedad. Lo más importante es que dicho catálogo de patologías puede provocar un insomnio que, según se prolongue la necesidad de dormir, puede clasificarse en agudo, subagudo y crónico.

Ya habíamos hablado de las otras alteraciones del sueño, como la apnea, los terrores nocturnos, las pesadillas y el sonambulismo, entre otros.

Así tenemos la narcolepsia, que puede verse en aproximadamente un 50% de la población en general; a pesar de ello esta patología no es muy frecuente. La persona que la padece por lo general tiene ataques de sueño, es decir, “ve una silla o ve una cama, se acuesta y duerme”, graficó el Dr. Gustavo Báez, neurólogo.

En ocasiones este trastorno puede causar sustos porque puede haber cataplexia, es decir, sufre de episodios durante la jornada en donde “tiende a perder el tono muscular y a caerse, entonces se puede confundir con epilepsia”. Aquí es como si los músculos de las extremidades parecieran desactivares y por ello se desploma el individuo.

Por otra parte, la narcolepsia suele estar acompañada de alucinaciones que pueden ser hipnagógicas -cuando la persona empieza a dormir- o hipnopómpicas -cuando la persona comienza a despertar-; en ambas se producen percepciones visuales, auditivas y hasta gustativas. En ocasiones el paciente no diferencia el sueño de la realidad.

Esta alteración entre el sueño y la vigilia también se ve asociada a la denominada parálisis del sueño, de la cual nos ocuparemos más adelante.

Báez explicó que “la hipersomnia es una somnolencia excesiva durante el día que el paciente padece diariamente”. La persona que tiene esta patología por lo general tiene episodios prolongados de sueño durante la noche. En este periodo de tiempo, “duerme bien pero quiere seguir durmiendo”. Para que se considere grave debe durar al menos un mes.

Además, “el paciente quiere dormir durante las siestas largas horas. Se le dificulta levantarse, se siente desorientado. Es común que quiera usar varios despertadores o alarmas”, expuso. Esta puede estar asociada a la fibromialgia, depresión, trastornos en los niveles azúcar y también a signos de piernas inquietas. Se trata con antidepresivos.

Existen otros trastornos que pueden resultar molestos, tanto para quien los padece como para quienes comparten la cama con el paciente. Algunos de estos pueden llegar a interrumpir los pasajes de sueño.

Esta patología puede explicarse como un “trastorno del movimiento de la mandíbula, donde el paciente aprieta la mandíbula y hace rechinar los dientes”. Por lo general suele observarse en un 15% de la población. Anteriormente era asociada a la presencia de parásitos en el organismo, por lo que se buscaba contrarrestarlo con medicamentos antiparasitarios.

La persona que padece de este trastorno puede despertarse al día siguiente con molestias o dolores musculares en la zona de la mandíbula y la cabeza. De igual forma, con cefaleas. Puede decirse que el bruxismo es debido a una causa multisensorial; además se desata por el estrés que carga la persona, o bien por la ansiedad.

Cabe señalar que generalmente se da en personas menores, es decir, niños y adolescentes. Además, el patrón genético tiene mucho que ver dentro de este comportamiento durante la etapa del sueño. Los padres pueden transmitirlo a sus hijos.

El síndrome de las piernas inquietas recibe este nombre porque el paciente “tiene una sensación que puede darse en piernas y en brazos. Siente un hormigueo doloroso, disestesia, una molestia en la pierna y cuando va a dormir la persona, necesariamente debe mover sus miembros para que le pase la sensación”, clarificó Báez.

Antes de poder quedarse dormida, la persona busca constantemente que le pase dicha sensación, lo que resulta bastante desagradable. Al menos un 10% de la población sufre de esta patología que se asocia al signo de “movimientos periódicos de las piernas donde el paciente tiene movimientos involuntarios durante el sueño”.

Se da por lo general con una “contracción involuntaria de los músculos durante el sueño y eso le despierta otra vez al paciente, que a parte de la molestia le cuesta dormir”. Su tratamiento se da con fármacos que combaten la falta de dopamina, predomina en pacientes renales, anémicos, con polineuropatía, son lesiones de compromiso en los nervios.

La “parálisis del sueño es otro trastorno frecuente. Se ve en el 50% de las personas”. Esta se da en el periodo en que la persona comienza a despertarse y por lo general dura solo unos pocos minutos, en una etapa consciente. Aquí la persona “no puede mover su cuerpo, intenta abrir los ojos pero no puede. Es muy desagradable. Dura un minuto pero para el paciente duró una eternidad”.

Comentó Báez que hay pacientes que la tienen de forma frecuente y según pudo detallar se debería a que desde la corteza “no hay conexión con los músculos y entonces duele”. También recibe tratamiento con medicamentos antidepresivos.

Existe otro tipo de trastorno denominado “alimentario relacionado al sueño”, el cual entra dentro de las parasomnias. Ocurre cuando el paciente “tiene una necesidad compulsiva de comer. Come chocolates, hidratos de carbono y por lo general no recuerda haber comido”, indicó.

Dicha actividad durante la etapa del sueño “afecta su calidad de vida porque sube de peso”. Añadió el neurólogo que “debido a la cantidad de comida que ingirió, puede despertarse más temprano o puede tener somnolencia durante el día, porque no se relajó bien durante su descanso”.

Según pudo precisar el especialista, las horas de sueño recomendadas son de 6 a 8 horas diarias, sin embargo hay personas que necesitan de unas 5 horas para descansar completamente mientras que otras, de más de 8 horas. “Cuanto más joven la persona es, más horas de sueño necesita, y al ser mayor se duerme menos. El sueño es como una huella digital, cada persona necesita horas de sueño diferentes”.

En cuanto a los trastornos del sueño, el doctor Gustavo Báez manifestó que algunos de ellos pueden ser detectados a través de la clínica, es decir, con una revisión del historial médico y la entrevista al paciente.

Como toda patología que no es detectada rápidamente, las alteraciones del sueño pueden tener consecuencias, ya que estas pueden provocar que baje la presión arterial; disminuya el cortisol en la sangre, se liberen ciertos neurotransmisores como la dopamina que sufre un aumento y afectar la hormona de crecimiento, durante la etapa de vigilia y sueño.

Otra consecuencia es el mal desempeño laboral, problemas de atención o memoria. “Si el paciente tenía temblores y, además tiene trastornos de este tipo puede avanzar rápidamente hacia el Parkinson. Si tiene demencia y empeora su trastorno, sus alucinaciones irán agravándose”, finalizó.

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@orliespinoza · ariel.espinoza@abc.com.py

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