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El 17 de mayo de 1989, la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de la lista de trastornos mentales. Esa fecha fue fijada como Día Mundial de la Lucha Contra la Homofobia y la Transfobia.
Las organizaciones defensoras de los derechos humanos de la comunidad LGBT (Lésbica, Gay, Bisexual y Transexual) aprovechan esta fecha para concienciar sobre la problemática a la que se enfrenta este sector de la población y luchar contra la homofobia. Adolfo Ruiz Ferreira, vocero de la organización Somosgay, se refirió a algunos de los mitos y tabúes que perjudican a la comunidad LGBT.
Uno de los grandes mitos que quedaron instalados en la sociedad es que la homosexualidad es una enfermedad y que puede ser “curada”. Más de 35 años de investigación científica objetiva concluyeron que la homosexualidad no está asociada con trastornos mentales ni problemas emocionales o sociales.
Ya en 1973, la Asociación Americana de Psiquiatría retiró la homosexualidad del manual oficial que detalla los trastornos mentales y emocionales. Dos años después, la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) promulgó una resolución apoyando esta supresión.
Finalmente, en 1989, la Organización Mundial de la Salud (OMS) respaldó la decisión de la comunidad médica, eliminando la homosexualidad de la lista de trastornos mentales y marcando un hito para los defensores de los derechos humanos de la comunidad LGBT.
“La gente sigue creyendo que el hecho de ser gay, lesbiana, bisexual o transexual es una enfermedad, cuando no es así, no necesita de una cura si no es una enfermedad”, explicó Adolfo Ruiz Ferreira, vocero de Somosgay.
Varios organismos internacionales como la Organización Panamericana de la Salud expresaron su preocupación por las denominadas “terapias de conversión” practicadas en personas LGBT, ya que algunas han resultado en graves daños para las mismas. La APA aprobó una resolución en 1997 en que reafirma la oposición de la psicología a la homofobia en el supuesto tratamiento de conversión.
La comunidad científica no se ha puesto de acuerdo en cuanto a los orígenes de la orientación sexual de una persona. Sin embargo, es ampliamente aceptado que la orientación sexual es el resultado de una compleja interacción de factores biológicos, cognitivos y del entorno, según la APA.
Uno de los mitos más comunes en la sociedad es que la homosexualidad se “transmite” y que el contacto con personas de orientación sexual diferente a la heterosexual aumentaría sus probabilidades de "convertirse" en LGBT. “La cuestión de orientación sexual no se elige, uno ya nace siendo gay”, explicó Ruiz. Esto derriba la creencia de que las parejas LGBT criarían niños que también serán LGBT.
La APA sostiene que una persona no puede elegir ser gay o heterosexual. “Para la mayoría de las personas, la orientación sexual surge a principios de la adolescencia sin ninguna experiencia sexual previa”, detalla el portal oficial del organismo de psicología. Los psicólogos no consideran que la orientación sexual sea una elección consciente que pueda cambiarse.
Existen más de 1.500 especies de animales que presentan orientaciones sexuales distintas a la heterosexualidad. Esto demuestra que la bisexualidad y la homosexualidad son completamente comunes dentro del reino animal o “natural”.
La diversidad en la orientación sexual se exhibe no solamente en el ser humano, también está presente en pájaros, insectos, ovejas, murciélagos, delfines u orangutanes, por mencionar algunos, destacó el zoólogo del Museo de Historia Natural de Noruega, de la Universidad de Oslo, Petter Boeckman.
El hecho de que la diversidad sexual esté presente en cientos de especies del reino animal derriba el mito común de que la homosexualidad “no es natural”.
Otro mito es que los LGBT representan una destrucción de los valores y de la familia. Sin embargo, no existe una relación lógica entre valores morales y orientación sexual. “El tema de la familia tradicional, si miramos un poco atrás nuestra historia, Paraguay nunca tuvo una familia tradicional”, aseguró Ruiz.
Luego de la Guerra de la Triple Alianza, cuando se produjo el deceso de gran parte de la población masculina, muchos niños crecieron con sus madres, tías, hermanas o abuelas. Sin embargo, este hecho no representó una destrucción de la unidad familiar. De hecho, actualmente muchos niños se desarrollan "normalmente" bajo el cuidado de madres solteras, tías, abuelas o hermanas. “Hay mamás que están trabajando en España y los chicos se quedan con la tía o con la abuela”, sostuvo Ruiz.
De hecho, estudios científicos que comparan grupos de niños criados por padres homosexuales con los niños criados por padres heterosexuales resaltan que no hay diferencias en el desarrollo de los niños en cuanto a su inteligencia, adaptación psicológica, adaptación social y popularidad con sus amigos, según la APA.
También existe la creencia equivocada de que hay una mayor tendencia entre los hombres gay que entre los hombres heterosexuales a abusar sexualmente de los niños. La APA resalta que no hay pruebas reales para sugerir esta relación.
Otro mito que prevalece en la sociedad es que todas las personas LGBT padecen del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida. “La pandemia de VIH no elige a personas por su orientación sexual, creencia, color o cultura. El sida no discrimina”, aseguró el portavoz de Somosgay. El riesgo de exposición al VIH está relacionado con la conducta de una persona, no con su orientación sexual.
Estos mitos y tabúes relacionados a la diversidad de la orientación sexual derivan en prácticas discriminatorias que impiden a la comunidad LGBT acceder a sus derechos humanos básicos. En Paraguay, el mismo Estado paraguayo discrimina a este sector al no concederle los derechos de establecer una unión civil y de formar una familia.
Por otro lado, el grupo se encuentra expuesto a los abusos de una sociedad homófoba y discriminatoria, al no contar con legislación que penalice y castigue la discriminación. Por la ausencia de una ley antidiscriminatoria, los atentados cometidos quedan impunes y las víctimas no son restituidas en sus derechos.