"Damos gracias a Dios porque los 102 rehenes han sido liberados y se encuentran a salvo pese a estar traumatizados y hambrientos. Esto se debe a las operaciones militares que lanzaron desde este jueves nuestras Fuerzas Armadas", dijo a EFE el diputado de la provincia de Mai-Ndombe (donde ocurrieron los hechos), David Bisaka.
El Ejército puso en marcha una operación terrestre y aérea que consiguió "destruir" los escondites de los rebeldes, además de "arrestar y neutralizar" a algunos de ellos, según Bisaka.
El incidente ocurrió en una zona golpeada por la violencia intercomunitaria y conocida como Gran Bandundu, que comprende las provincias congoleñas de Mai-Ndombe, Kwango y Kwilu.
Los rebeldes interceptaron los vehículos de las víctimas, que regresaban a sus hogares desde Kinsasa, la capital del país.
Allí, la milicia Mobondo, que dice representar a la comunidad yaka, está involucrada desde principios de 2022 en un conflicto con el pueblo teke por una disputa relacionada con la propiedad de la tierra.
Las tensiones crecieron por el aumento de un impuesto consuetudinario que en esta región deben pagar los agricultores tekes y yakas a los jefes tradicionales tekes, propietarios de los terrenos, para usar la tierra.
Los enfrentamientos intercomunitarios ya han causado la muerte de al menos 300 personas, mientras que centenares de casas, escuelas y centros de salud han sido destruidos, saqueados y quemados, según denunció la organización de derechos humanos Human Rights Watch a finales del pasado mes de marzo.
Además, más de 4.600 personas han tenido que abandonar sus hogares.