Desde la reactivación de los combates el 7 de diciembre, Camboya ha registrado 18 muertes de civiles y Tailandia, una.
Unas 750.000 personas que vivían cerca de la frontera han tenido que abandonar sus hogares a causa del conflicto pero ahora además los ataques se están alejando de allí y se adentran en los territorios de ambos países, advirtió Türk.
Türk llamó al fin del conflicto, al respeto del derecho internacional humanitario y a la protección de los civiles, y pidió a las partes que se retomen las conversaciones para la paz.
Camboya y Tailandia firmaron el pasado octubre una declaración conjunta en Malasia donde se comprometían a desescalar el conflicto.
"Tailandia y Camboya han construido una sólida base de cooperación a lo largo de muchos años, arraigada en una historia y unos valores compartidos, incluido su compromiso con los derechos humanos. Este conflicto contrasta radicalmente con ese legado.", afirmó Türk.
Además, les recordó la prohibición del uso de minas antipersona recogida en el Convenio de Ottawa, que ambos países han adoptado.
Türk puso a su organismo a disposición de las partes para trabajar en medidas para recuperar la confianza y para asegurarse de que las vidas y el bienestar de los civiles son una prioridad.