Las autoridades locales de Krasnodar, región homónima bañada por el mar Negro, publicaron esta semana un decreto en el que establecen los nuevos protocolos para los espectáculos callejeros de la ciudad.
Exigen a los artistas solicitar sus actuaciones con más de 20 días de antelación y presentar la documentación de identidad de todos los participantes (máximo seis), el género de la función y el repertorio de obras que se interpretarán.
Después, la Consejería de Cultura deberá aprobar la petición en un plazo de cinco días hábiles.
Además, las nuevas normas prohíben los "llamamientos políticos o de agitación", el lenguaje obsceno, "llamamientos al extremismo, la violencia o la propaganda de la guerra".
Tampoco se les permite a los artistas fumar, beber alcohol y pedir dinero.
La persecución de los músicos callejeros en Ruisa comenzó tras la actuación del grupo Stoptime, en San Petersburgo, quienes interpretaron canciones de los artistas exiliados Monetochka y Noize MC, etiquetados por las autoridades rusas como 'agentes extranjeros'.
Los miembros de Stoptime, jóvenes universitarios, fueron detenidos a mediados de octubre, lo que despertó un pequeño efecto cadena que llevó a actuaciones similares de otros músicos callejeros por todo el país, versionando canciones que hablaban de la censura en el país, entre otras temáticas opositoras al actual régimen ruso.
Tras varias semanas los jóvenes fueron puestos en libertad y algunos de ellos huyeron del país.
La semana pasada, la vocalista del grupo, Naoko (Diana Loguínova), compartió escenario con Monetochka y Noize MC en Vilna como invitada.