Señales de calma en perros: el lenguaje sutil con el que evitan conflictos

Un perro bosteza.Shutterstock

Bostezar, girar la cabeza y lamerse el hocico son gestos con los que los perros desactivan tensiones. La ciencia los vincula con la prevención de choques sociales, pero pocos humanos los leen a tiempo. Aprender a reconocerlos cambia la convivencia y reduce riesgos.

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La escena es cotidiana: un perro recibe un saludo directo, alguien se inclina y lo mira fijo. En segundos, el animal bosteza, gira la cabeza o se lame el hocico. Lejos de “aburrimiento” o “desobediencia”, esos gestos buscan enfriar la situación y evitar un choque.

Qué dicen los estudios sobre las señales de calma

Perros se lamen el hocico.

La literatura científica describe estas conductas como señales de apaciguamiento o desescalada social: microcomunicaciones que modulan la distancia, el tono del intercambio y la probabilidad de conflicto.

  • En análisis observacionales publicados en Journal of Veterinary Behavior, las interacciones perro‑perro y perro‑humano muestran aumentos claros de bostezos, lamidos de nariz y desvíos de mirada ante saludos frontales, contactos invasivos o tensiones en recursos. Cuando la otra parte responde con mayor espacio o mirada lateral, la escalada disminuye de forma marcada.
  • Investigaciones con medidas fisiológicas, en revistas como Applied Animal Behaviour Science y Frontiers in Veterinary Science, reportan que estas señales suelen coincidir con cambios en biomarcadores de activación —como variaciones en la frecuencia cardíaca y aumentos en cortisol salival—, lo que sugiere que no son “trucos” aprendidos sino respuestas integradas para gestionar el estrés social.
  • Estudios experimentales sobre reconocimiento humano de lenguaje canino señalan un déficit consistente: menos de la mitad de tutores identifica lamidos de nariz y giros de cabeza como indicios de incomodidad. Programas breves de capacitación mejoran esa precisión en más del 20%, según pruebas publicadas en Journal of Veterinary Behavior.

Cómo leerlas en contexto

Un perro bosteza.
  • Bostezo: aparece ante acercamientos directos, ruidos súbitos o exigencias en entrenamiento. No siempre indica sueño; en contextos sociales suele significar “necesito bajar un cambio”. Si observás repetición y rigidez corporal, conviene dar espacio.
  • Giro de cabeza o de cuerpo: el desvío lateral desactiva la confrontación de una mirada fija. Si te acercás en línea recta y el perro gira, avanzar más puede aumentar la tensión. Una curva amplia y evitar inclinarte encima ayuda.
  • Lamido de hocico o nariz: microgesto rápido que muchos pasan por alto. Suele aparecer junto a orejas hacia atrás y cierre parcial de boca. En sesiones de fotos o frente a cámaras, este gesto se dispara por el enfoque directo.

Señales que suelen acompañarlas

  • Olfatear el suelo “de la nada”
  • Parpadeo rápido o mirar de reojo
  • Sacudirse el cuerpo sin estar mojado
  • Caminar en arco en vez de ir recto

En observaciones de parques caninos y consultas clínicas, la combinación de dos o más de estas señales precede a la mayoría de interacciones que podrían tornarse ásperas, lo que las vuelve útiles como indicadores tempranos.

Errores comunes de interpretación

Perro se lame el hocico.
  • Confundir lamidos con “cariño”: el lamido al aire o a la propia nariz es distinto a lamer manos de forma social. En situaciones tensas, suele pedir pausa.
  • Asumir “culpa” por bostezos o mirada esquiva: la evidencia no respalda la lectura moral. Son gestos para desescalar, no confesiones.
  • Mirada fija como “atención”: el contacto visual sostenido, combinado con cuerpo tenso, puede percibirse amenazante entre perros; replicarlo de frente no ayuda.

Prácticas basadas en evidencia para responder mejor

  • Modificar el saludo: agacharse de lado, evitar la mirada fija y dejar que el perro inicie el contacto reduce la aparición de señales de apaciguamiento, de acuerdo con pruebas en entornos controlados.
  • Pausas y control del entorno: dar segundos de distancia cuando aparecen bostezos o lamidos repetidos disminuye la probabilidad de reactividad. En laboratorio y campo, intervenciones simples como curvas amplias y recompensas por mirar a otro lado correlacionan con menos tensión.
  • Educación pública: materiales de asociaciones veterinarias de comportamiento (como AVSAB) recomiendan enseñar a niñas y niños a “preguntar, dejar oler y no abrazar”, una tríada que baja incidentes y mejora el bienestar del animal.

Lo que revela el lenguaje corporal completo

Las señales de calma no operan aisladas. La lectura precisa integra cola, postura, orejas y boca.

Un bostezo con cuerpo suelto y invitación a jugar no comunica lo mismo que un bostezo con rigidez y orejas atrás.

Estudios de codificación de comportamiento (ethograms) muestran que la consistencia entre múltiples canales —mirada, orientación corporal y microgestos faciales— predice mejor la trayectoria de la interacción que cualquier señal sola.

Cómo empezar a practicar hoy

  • Mirá por 10 segundos y contá microgestos antes de acercarte.
  • Si el perro gira la cabeza o se lame, esperá y ofrecé una curva amplia en vez de ir de frente.
  • Reforzá con comida o caricias cuando se recupere y elija volver al contacto.
  • En casa, grabá breves videos: la reproducción lenta ayuda a detectar señales que en vivo pasan desapercibidas.

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