Cómo enseñar a los niños a actuar con perros

Estamos paseando y de golpe viene corriendo un perro hacia nosotros. ¿Qué hacemos? Sin duda debemos mantener la calma. Pero los niños, muchas veces, reaccionan justo al contrario de cómo debe hacerse.

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Echan a correr ellos mismos o manotean con los brazos. Otros se van directo hacia el perro, pero uno nunca sabe de qué tipo de animal se trata. Y así, se producen muchas veces situaciones indeseadas.

"Los niños son impredecibles para los perros, ya que muchas veces se mueven más rápido y haciendo más ruido que los adultos", dice Ariane Ullrich, de la Asociación Profesional de Educadores de Perros (BHV) de Alemania. Algunos animales entienden este comportamiento como una llamada al juego. A otros, ese comportamiento motivado por el miedo les despierta curiosidad o inseguridad. A los niños se les debería enseñar pronto eso.

A veces es ahí exactamente donde se localiza el problema: el niño no puede aún interpretar bien el comportamiento del perro. Esto pueden provocar accidentes aún peores, dice la entrenadora de perros Inga Benecke, de Hamburgo.

Ella imparte cursos sobre cómo comportarse con perros para niños desde los tres años.

"Algunos perros son instintivos y vivaces y traen consigo una dinámica particular", dice Benecke. Con ellos, los niños aprenden la forma adecuada de comportarse con perros en el día a día.

Para ello, a los niños se les presentan situaciones ordinarias: por ejemplo, el encuentro con un perro en el camino durante un paseo. "Tras la parte teórica, estos ejercicios de situación ayudan a los niños a vivir positivamente determinadas situaciones", dice Benecke.

El objetivo del ejercicio es encontrar soluciones para cuando haya un encuentro con un perro. Para ello son importantes una distancia adecuada y la comunicación no verbal.

Un curso de dos días en el jardín de infancia cuesta unos 250 dólares para un número máximo de 12 niños y 90 minutos diarios. También niños solos o familias pueden hacer estos cursos. Muchas escuelas de perros los ofrecen, ya sea para guarderías o para escuelas. Los perros que se llevan a esos cursos son por lo general animales muy tranquilos a los que se les da bien estar con niños.

A través de estos casos prácticos en los cursos con perros, los niños aprenden cómo comportarse en situaciones similares cuando se produzcan. La primera regla es estar tranquilo. "Si viene un perro corriendo hacia nosotros cuando estamos dando un paseo, hay que quedarse quieto, cruzar los brazos y poner las manos en las axilas", dice la entrenadora de perros Katrin Pietzonka.

Además es importante evitar el contacto visual directo y comportarse de manera neutra. "Así no se anima más al perro y no se le transmite tampoco sensación de miedo o inseguridad", explica Pietzonka. El miedo y la inseguridad incitan por lo general adicionalmente al perro.

"Cuando los niños tiene miedo de los perros, es por lo general porque han tenido malas experiencias. Es sobre todo entonces cuando los padres deben explicar a los niños el comportamiento de los perros y describirles patrones de comportamiento", recomienda Benecke.

Para ello, los padres deberían tomarse en serio los miedos de los niños y cuidar de su bienestar. La distancia a los animales debe ser por ello apropiada y cómoda para el niño.

Algunas veces los padres también tienen miedo: reaccionan entonces con pánico. Muchos piensan directamente en la huida, dice Benecke. Esto llega hasta el punto de que algunos instintivamente agarran a sus hijos y los levantan en vilo. "Pero justo hacer eso, dejando al niño con las piernas colgando, es algo que llama la atención del perro, que lo ve como un juego", advierte Benecke.

Si los niños han tenido buenas experiencias con perros, de tal forma que con frecuencia, cuando ven uno, se lanzan hacia el animal, los padres deben estar atentos. "A algunos, por ejemplo, no les gusta que les acaricien en el cuello o no entienden los movimientos del niño", dice Benecke.

Cada perro es distinto y esto hay que tenerlo siempre en cuenta. Es importante mantener un cierto respeto sano hacia el animal, cuenta.

Y también es importante cuidar de no molestar al animal constantemente. Eso podría provocar una reacción de defensa y llevar incluso a que muerda a los niños, dice Ullrich. "Tienen que aprender que hay zonas tabú en las que hay que dejar en paz al perro", indica. El ideal de los casos es que no solo se lo expliquen los padres, sino que también lo vean en la vida diaria.

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