En el caso del cuádruple homicidio (incluidos los de dos niños) y el hurto de unos 190 animales, ocurrido hace dos semanas en la estancia Taguato, distrito de Mariscal Estigarribia, el juez de Primera Instancia y Multifuero Aníbal Ortiz concedió ayer arresto domiciliario a Ricardo Emilio Ramírez Caballero, imputado por abigeato, hurto especialmente grave, asociación criminal. El se había presentado en forma voluntaria ante la justicia.
El jueves fue beneficiado también con arresto domiciliario Miguel Ángel González Abreu, inspector sanitario de Senacsa, imputado por supuesta producción de documentos no auténticos, abigeato, hurto especialmente grave y asociación criminal. Para el juez Ortiz ambas personas presentan suficientes elementos de arraigo y el peligro de fuga y obstrucción a la investigación puede ser evitado con la aplicación de medidas menos gravosas para la libertad de los imputados y una fianza de G. 100 millones para cada uno.
Las medidas sorprenden al equipo investigador, que considera que estas personas estarían directamente involucradas en el crimen ocurrido en la estancia Taguato. Señalaron que están acusados de asociación criminal y abigeato, que tiene expectativa hasta 10 años de cárcel y es considerado crimen, no acreditarían arraigo y podrían obstruir la investigación. Esto, atendiendo que el hecho no pasaron todavía los 15 días de cometido el atroz crimen, se llegó a una etapa investigativa importante y estando estas personas afuera, podrían comunicarse con otras, como por ejemplo con los dos que aún siguen prófugos.
Además, los investigadores creen que el arresto domiciliario no impide hablar por teléfono o recibir visitas y en nuestro país muchas veces las personas con prisión domiciliaria inclusive salen de sus casas.
Vacuno en estancia fantasma
El funcionario de Senacsa Miguel Ángel González Abreu, beneficiado ahora con arresto domiciliario, es sindicado por los investigadores como quien proveyó las auténticas guías de traslado, pero con contenido falso, porque se dio el nombre de una estancia que desde el 2014 ya no existe.
Pero igualmente las guías fueron cargadas en el sistema de Senacsa y una parte de los animales fueron trasladados con estas guías unos 600 kilómetros, desde Taguato hasta Concepción. Es más, en esta estancia inexistente los vacunadores seguían supuestamete vacunando animales hasta 2019. Por eso, se cree que deber haber una mayor estructura dentro de Senacsa, detrás del abigeato perpetrado en Taguato y otras estancias.
En cuanto a Ricardo Emilio Ramírez Caballero, el otro imputado beneficiado con arresto domiciliario, es la persona a cuyo nombre fue arrendado el establecimiento en la Picada 500. También es quien acompañó en su camioneta el transganado que traía los 42 desmamantes desde Taguato a la Picada 500, según los investigadores.
Demás sospechosos
Los demás sospechosos se encuentran imputados y actualmente con prisión preventiva en la cárcel de Concepción y el Buen Pastor. Se trata del capataz Vicente Ramírez Acosta y su esposa Elizabeth Duarte Villalba, ambos imputados por homicidio doloso, robo agravado, hurto especialmente grave, abigeato y asociación criminal; el veterinario Juan Casimiro Galeano Núñez, considerado el “cerebro” de la banda, por contratar a casi todas las personas y quien debía a pagar a las personas, ya sea por el transganado o por arrear las vacas.
Además están Alberto Chamorro Barreto, chofer y propietario de uno de los transganados, quien supuestamente contrató los otros dos transganados, ayudó a arrear las vacas en Taguato y entregó las guías a los demás choferes; José y Carlos Vera Medina, hermanos, quienes esperaron y acompañaron los transganados hasta Taguato y ayudaron a arrear, remarcar y cargar los animales en los transganados.
Además está imputado y con arresto domiciliario Aureliano Valiente Duarte, sindicado como quién entregó los animales al frigorífico de Concepción por un cupo suyo.
Se encuentran prófugas y con orden de detención dos personas más, uno de apellido Martínez, secretario tanto del abogado como del veterinario, hizo muchos trámites, participó en sacar los animales y estaba permanentemente en la estancia arrendada en la Picada 500; y otra persona más, cuyo nombre hasta ahora no trascendió, con activa participación en gestionar las guías.