Rolando Perdon, el chef holandés que llevó su solidaridad y platillos a las carpas covid-19

En los oscuros días que impuso el covid-19 en los hospitales, mientras los pacientes luchaban por sus vidas, en las carpas había personas solidarias que se encargaban de la comida, los medicamentos e insumos. Eran los que, en alguna medida, sostenían a los desesperados. Este es el caso de un chef holandés que se instó en el Hospital de Clínicas y que cuenta a ABC cómo fue y sigue siendo su experiencia en Paraguay en medio de la pandemia del coronavirus.

Rolando Perdon Schembori trabajó sin descanso en las carpas de covid repartiendo alimentos y dando apoyo a miles de personas afligidas por el covid.
Rolando Perdon Schembori trabajó sin descanso en las carpas de covid repartiendo alimentos y dando apoyo a miles de personas afligidas por el covid.Gentileza,

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Algunos los recordarán en medio de la pesadilla del covid en el Hospital de Clínicas, unos silenciosos y oportunos personajes que se movían entre los afligidos. Traían comida, medicamentos, pañales y los entregaban a esas personas, eran voluntarios sin miedo.

Uno de ellos es Rolando Perdon Schembori (49), un chef holandés, hijo de madre paraguaya, que cambió de rumbo y se instaló en Paraguay hace unos años porque quería abrir su negocio, y en Holanda no era posible hacerlo. Su rubro es la vianda por delivery.

Conocía a las encargadas de las carpas en el Hospital de Clínicas, Vanessa Valdéz y Roxana Assir Franco, y ellas lo invitaron a trabajar. Cocinaba, repartía la comida y también servía de apoyo a los afligidos.

“Cocinaba en casa y traía la comida a las carpas: caldo, pastas, arroz... mediante las donaciones que recibíamos, insumos de la comida. También había donaciones de alimentos”, recordó el chef solidario en conversación con ABC Color.

Un grupo apoyó a otro

Así como las cosas malas se propagan la solidaridad también, un grupo apoyó a otro, por ejemplo, “El Hospital de juguetes”, un equipo particular que hace muchas cosas en Paraguay para niños indígenas.

“Se enteraron de nuestra iniciativa en el Hospital de Clínicas y fueron un milagro. Nada menos que seis mil platos cocinaban y traían para pacientes y familiares”, según rememoró.

“La comida iba para enfermos, familiares y para el personal de blanco. Prácticamente empecé en marzo, dejé mi laburo en abril y me quedé 24 horas en el hospital”, apuntó.

En mayo Rolando volvió a trabajar en su casa, pero volvía a las carpas después del medio día y se quedaba hasta altas horas de la madrugada.

Solidaridad paraguaya

En estos meses nuestro entrevistado vio que “la solidaridad es única en Paraguay, es muy grande, comparada con Holanda. Así también hay mucha necesidad”, declaró.

Añadió que nunca tuvo miedo al covid porque se cuidaba. “No me contagié, aunque tengo una enfermedad de base, EPOC de fumadores”, confesó.

En estos días la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) retira las carpas, también lo hace el hospital y en breve vendrá la Cruz Roja para llevar los contenedores donde guardaban insumos y medicamentos.

Pero Rolando sigue yendo a Clínicas porque “todavía sigue la necesidad de la gente, y aunque va a ser menos, siempre voy a estar pendiente”, refirió.

¿Qué ganó, qué aprendió?

“Gané agradecimiento de cada paciente y familiar, cada uno tiene una historia aparte, ninguna se puede comparar con otra. Tenés que estar mentalmente fuerte para aguantar”, reveló.

“Algunos salieron bien; otros no salieron de aquí. Afecta, pero la satisfacción te permite seguir. Mi fortaleza se cimentó en mis compañeras, muy buenas amigas encargadas de las carpas”, finalizó.

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