La explosión social se dio ante la desesperación por el número diario de muertos por covid-19; los escandalosos casos de corrupción en pandemia; la negativa a renunciar del ministro de Salud Julio Mazzoleni y la falta de vacunas que nunca llegaban del exterior.
Fue cuando una multitudinaria protesta pacífica en el centro de Asunción se salió de control por la culpa de infiltrados que provocaron a los policías. Estos respondieron actuaron con extrema violencia hasta que las fuerzas del orden se rindieron con banderas blancas solo porque ya no tenían balas de goma que disparar a los civiles ni agua en los carros hidrantes.
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Se repitieron imágenes que evocaron el Marzo Paraguayo de 1999 y el 31 M del 2017, cuando la Policía salió a cazar manifestantes. Por otro lado, también hubo saqueos, actos vandálicos y agresiones a periodistas. Esa tarde renunció Mazzoleni y asumió Julio Borba en Salud.