Caacupé: monseñor Valenzuela cuestionó la ola de violencia que se registra en nuestro país

Monseñor Ricardo Valenzuela inició su homilía hablando sobre la realidad del Paraguay y dijo: “Vemos en estos momentos esta ola de violencia que estamos teniendo y nos preocupa”.

“¿Cómo y por qué? ¿En qué estamos fallando nosotros?”, se preguntó el obispo.

Mencionó que “todos nacemos iguales, nacemos de una mujer, hacemos la primera comunión, somos buenos a los 10 años, elegimos una carrera en la vida, pero, al llegar a la adultez, ¿por qué esas mismas personas terminan siendo tan argeles e intolerantes a la vida? Son pocos los abuelos que han logrado descubrir cómo morir como un santo. Hemos perdido la humildad de vivir”, expresó el prelado.

“Recuerden: solo los humildes construyen el pueblo de Dios. Podrán ser famosos o ignorados. Podrán ser aplaudidos o insultados, pero al final siempre triunfan los humildes”, expresó monseñor.

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La conversión

Durante su homilía, el obispo también hizo énfasis en la conversión. “Pidamos a nuestro Señor la gracia de ser un buen cristiano, porque la verdadera perfección solo está cerca de Dios”, resaltó.

Monseñor Valenzuela destacó que Jesús hace frente a una religiosidad que involucra la vida humana, que no interpela, que no controla su conciencia frente al bien y frente al mal.

Señaló que hoy en día nos encontramos con mucha frecuencia en esa situación, hasta parece que da igual hacer el bien o hacer el mal, “pues hoy se ve una religiosidad superficial, que se hace de mala gana, y eso no debe ser así”, lamentó.

Asimismo, el obispo indicó que tenemos que asumir la conversión, que es una gracia del Señor. “Esa es una gracia que nos ofrece nuestro Señor a todo el que se convierte a Él”, enfatizó.

Al término de la jornada dominical se realizó la bendición a los adultos mayores y a los esposos. Se pudo observar una importante concurrencia de visitantes que llegaron de Luque, Ciudad del Este, Misiones, San Lorenzo, Lambaré, Altos, Ypané y Fernando de la Mora. La animación de canciones religiosas estuvo a cargo del coro permanente de la basílica de Caacupé.

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