La conexión de Mauricio Moller con la ganadería es una historia de vida. Criado en el campo, en el norte de Paraná (Brasil), su infancia transcurrió a caballo, recorriendo la estancia de la familia junto con sus padres. Las vacaciones se las pasaba en Mato Grosso del Sur, trabajando en el corral con los capataces, lo que le proporcionó un contacto constante y temprano con la tierra y los animales.
Esta profunda raíz ganadera se complementó con una sólida formación académica: Moller se graduó en la carrera de Zootecnia, cimentando así su vínculo con el sector. Con una tradición familiar de más de 60 años en el negocio, el traslado a Paraguay fue un paso natural, atraídos por la calidad de las tierras y sus buenos precios.
Hace más de 30 años, la familia se instaló en la zona de Concepción (Arroyito), iniciando con la cría y recría en un ciclo prácticamente completo.
De una necesidad a una decisión clave
La incursión de la Estancia Ypoti en el confinamiento surgió de una necesidad de mayor previsibilidad. Si bien el padre de Moller ya manejaba un pequeño confinamiento de unos 300 animales en Brasil, la experiencia en Paraguay, especialmente con el alquiler de campos en el Chaco, mostró el duro golpe de la sequía.
En 2017, la empresa dio un salto cualitativo al establecer las primeras dos líneas de confinamiento con una capacidad inicial para 3.200 animales. Este cambio fue estratégico, generó una mejora sustancial en el flujo de caja.
La certeza de tener animales “bien terminados” y listos para el frigorífico con una calidad superior en un plazo de 3 a 4 meses, representó un avance fundamental para el negocio. La idea de la hotelería de ganado tardó 5 años en gestarse. Fue un proyecto analizado a fondo, con miradas a confinamientos en Paraguay y el extranjero para entender el modelo óptimo a implantar.
Crecimiento exponencial: de 4.000 a 50.000
El inicio de la hotelería fue con 4.200 animales el primer año. Hoy, el crecimiento es notorio. Las proyecciones para el año 2025 indican que la empresa entregará un total de 42.000 animales al frigorífico.
Actualmente la capacidad de confinamiento llegó a 25.600 cabezas, con capacidad de 3 a 4 giros al año. Para 2026 la meta es engordar cerca de 50.000 animales. Con más de 170.000 animales faenados desde el inicio del confinamiento, el rendimiento histórico del frigorífico es del 56,5%, con una alta proporción de animales con acabado superior.
El proceso en Ypoti es riguroso: los terneros son comprados con cerca de 180 a 220 kilos, pasan entre 10 y 12 meses en pastura y luego ingresan al confinamiento por un período de 110 a 120 días (110 promedio). La empresa destaca por la eficiencia en la terminación: las vaquillas están listas en 80 días y los toros en 120 días.
Talento humano, el desafío diario
Para Mauricio Moller, uno de los desafíos más críticos es la obtención de mano de obra calificada. El confinamiento no permite días libres; es un trabajo que exige cuidado diario, sin feriados ni domingos.
Moller subraya la responsabilidad de cuidar bien a los animales y proveer alimentación completa, agua de calidad, sanidad y manejo óptimo. Contar con personas capacitadas, entrenadas y, sobre todo, comprometidas es un “gran diferencial” que exige un esfuerzo constante.
Escala, estandarización y respeto
Una decisión fundamental para el éxito de Ypoti ha sido creer que el confinamiento es un negocio de escalada. La necesidad de diluir la estructura para poder contratar personal calificado y mantener un confinamiento ordenado es clave.
El confinamiento aporta estandarización al producto y responde a la tendencia de terminar animales más rápido, logrando mayor carcasa, mejor marmoleo y una cobertura óptima, atendiendo así las crecientes exigencias del consumidor.
El principio más rigurosamente seguido en Ypoti es el respeto a las personas y a los animales. Este valor es exigido y compartido por todo el equipo. El cuidado del medio ambiente es otro compromiso ineludible.
Estrategias en la era de la incertidumbre
El negocio de recría, que en Ypoti implica comprar terneros de 180 kg - 220 kg y tenerlos listos para el frigorífico en 16 a 18 meses, es sensible a las fluctuaciones del mercado, como sucedió durante la pandemia. Frente a la crisis, la estrategia fue audaz: en lugar de paralizar la operación, la empresa decidió no cambiar lo que hacían. Asumiendo que podrían vender el ganado a un precio dado, no solo continuaron comprando terneros, sino duplicaron el plantel con apoyo financiero.
El confinamiento como salida para la sequía
Mauricio Moller es categórico: el confinamiento es la solución para las épocas de sequía. Si bien la sequía impacta a todos al reducir la producción y las pasturas, el confinamiento, al estar cerca de los frigoríficos de Concepción y el Chaco, se convierte en la herramienta ideal para terminar aquellos animales recriados en el Chaco.
Hotelería con compromiso social
La Estancia Ypoti busca abrir sus puertas a otros productores, ofreciendo una hotelería de ganadero para ganadero con condiciones favorables y formas de prestación de servicio diferenciadas. Además, gracias al volumen anual permite que los productores asociados logren buenos precios con los frigoríficos.
En el ámbito social, la empresa se rige por la convicción de que para ser fuerte, los vecinos deben desarrollarse. Además de la generación de empleo, Moller cuenta que Ypoti lanzó hace 2 años, en colaboración con la Fundación Paraguaya, el proyecto Rokakua’a Ypoti, un trabajo fructífero que involucra a 140 familias del asentamiento en Arroyito, con planes de expansión.
Profesionalizar la actividad
La ganadería actual ha evolucionado notablemente respecto a hace 15 o 20 años. Moller enfatiza la necesidad de profesionalizar la actividad y ganar eficiencia, tanto en pastura como en confinamiento.
El mercado exige mejor calidad y esta viene de la mano de una mejor terminación y la tendencia a 10 años será una mayor competencia y una disminución de las ganancias, por ello el éxito recaerá en quienes logran ser más eficientes, con mejor gestión y procesos.
Moller destaca el confinamiento como una gran estrategia pero no la única. Nutrición personalizada y una buena gestión de las pasturas son esenciales, y Moller también ofrece soluciones por medio de otras dos empresas de las que es socio: Rural Nutrição Animal y Control Pasto.
Sucesión y rol fundamental de financiamiento
Como empresa familiar, la sucesión se aborda con una estrategia de gobernanza. Los hijos (Ana Beatriz, Gabriel y Pedro) y el sobrino (Lucas) se incorporan con responsabilidades claras y el líder ejerce la delegación como un pilar crucial. Cada uno de ellos se incorpora en una posición que le permite desarrollar habilidades y contribuir a la sucesión de la empresa según sus perfiles, habilidades e intereses.
En lo personal, Moller destaca que el punto fuerte es el trabajo en familia, la fe, el agradecimiento, la escucha y el respeto a las personas, pilares que lo mantienen fuerte para seguir adelante.
El presidente de Ypoti enfatiza el rol fundamental de las entidades financieras. “La estancia es altamente demandante de capital” y Moller tiene como aliado al banco Sudameris que creyó en el proyecto del confinamiento desde el “primer ladrillo” en 2017. El banco confió en el proyecto, a pesar de las dudas y de que la zona de Arroyito fuera conflictiva, reconociendo que no solo se trataba de engordar ganado, sino de dar trabajo a la gente de la zona.
El mensaje final de Moller para los jóvenes y para el sector es claro: tener un sueño es fundamental, entendiendo que todo proceso es un trabajo continuo y a largo plazo y que la tecnología es un gran apoyo para alcanzar esos sueños.