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Está muy clara la película: como un sector de la prensa y la ciudadanía democrática le frenó a Achecé en el 2017 su intento de reelección inconstitucional, entonces ahora se quiere vengar.
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Llamativa es la demanda de una exviceministra de Tributación de la “dorada era cartista”, que pide cárcel para periodistas y más de US$ 1 millón porque una investigación periodística descubrió lo que quiso hacer con el dinero de los contribuyentes.
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Solo los exjerarcas del stronismo en su mejor momento intentaron este tipo de castigos. Será que en el pacto secreto de la Operación Cicatriz se contempla acallar a la libertad de prensa y de expresión mediante fallos judiciales politizados?
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Hasta ahora los abdistas no se están desmarcando de la situación, lo que significa que acompañan el plan de venganza del “Nuevo Rumbo”.
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Con razón que Bacchetta tomó distancia de Marito porque se veía venir todo esto.
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El diputado Cuevas está más que feliz porque dejó la Agrupación Especializada. Ahora seguro que irá por su banca. Parece que a algunos cartistas no les cae simpático porque le organizaron una manifestación. Llamativamente se olvidaron de Tomás Rivas.
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El titular de la INC niega la escasez de cemento pero la realidad dice que no hay por ningún lado. Y pensar que desde el Gobierno quieren reactivar la economía. Estas son cosas que no deben pasar porque la construcción mueve distintos sectores.
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Comienzan de nuevo los homenajes oficiales por el día de la Batalla de Boquerón. En realidad no está mal pero si se limita solo a figuretear con discursos de inauguración de obras, no vale la pena.
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La mejor recordación a los héroes de la Patria es no llevar la mano a la lata y castigar a los corruptos.
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Tal como se anticipó, la reforma del Estado es puro bla, bla del Gobierno. Y como no tienen el coraje de achicar el Estado, entonces el Ejecutivo sin asco pide otros US$ 290 millones aproximadamente para financiar programas ndajeko.
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Cada vez más el Gobierno le carga la mochila a los cada vez menos contribuyentes del Estado. ¿Hasta cuándo aguantaremos? No es nada simpático trabajar duro para pagar el bienestar de los funcionarios públicos, con excepción de algunos sectores y en especial al personal de blanco, que sí se está “rompiendo”.