Indudablemente la pandemia acaparó la atención de las autoridades del Ministerio de Salud Pública. Lo que llama la atención es que de los 514 millones de dólares destinados a fortalecer el servicio sanitario público apenas se haya utilizado el 0,54%. Significa que existe una falta de capacidad de gerenciamiento para la compra de insumos.
También deja al descubierto que con el sistema integrado entre Instituto de Previsión Social (IPS) y el Ministerio de Salud Pública las demás dolencias quedaron en segundo plano.
Vox populi (lo que dice la gente) es que actualmente, y mientras dure la pandemia, no hay que enfermarse en nuestro país porque puede haber un largo peregrinar de un hospital a otro, sin recibir atención alguna.
El Ministerio de Salud tiene la obligación de superar esta encrucijada porque la población necesita atención médica, y no hablamos precisamente de los que padecen de cuadros respiratorios.
La pandemia en el Paraguay, en cierto modo, se logró controlar con la cuarentena obligatoria y las recomendaciones higiénicas.
Sin embargo, se dejaron de lado las demás enfermedades graves y comunes, estacionales inclusive, que también requiere de cuidados y medicamentos.
Si el Hospital de San Juan Bautista, Misiones, cabecera de la Octava Región Sanitaria, es un centro asistencial de referencia y polivalente, significa que tiene que atender a todos los pacientes. Si la Unidad Sanitaria del IPS de San Ignacio está destinado a atender a pacientes con cuadros respiratorios, pues ahí deben acudir las personas con problemas de las vías respiratorias.
Sin lugar a dudas, con la aplicación del “#QuedateEnCasaParaguay” se pudo evitar el contagio de muchas enfermedades transmitidas por virus y bacterias. Sin embargo, las otras patologías no pueden quedar atrás y el Ministerio de Salud tiene la obligación de responder el clamor de atención.