Sin vergüenza se unen el hampa y el poder

Perdida la vergüenza, ya no se reúnen a escondidas. Ya no niegan sus relaciones y a la luz de todos asumen que son uno solo, el hampa y el poder. Ejemplo son las fotos de Mario Abdo Benítez y Horacio Cartes juntos; uno, el Presidente de la República; el segundo, investigado en Brasil por haber colaborado con su “hermano del alma”, Darío Messer, sindicado por la Justicia de su país como uno de los más grandes cambistas en negro y lavadores de dinero de los últimos años.

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Sabíamos que Messer había usado a nuestro país como su patio trasero cuando su amigo Cartes era presidente, pero también habíamos oído todos, en campaña electoral, cómo Mario Abdo no solo se desmarcaba de él, sino que prometía enfrentarlo. Pero ante la necesidad de seguir manteniendo su frágil estructura gubernamental, ahora Abdo escupe sobre sus palabras y permite que hoy sea Cartes quien tome las decisiones.

En un intento de hacernos pasar por idiotas, pretendiendo demostrar que se lucha contra el contrabando, persiguen al más débil. Enfrentamientos vanos ocurren en los puertos clandestinos de Ciudad del Este; muere un joven marino de un balazo en la cabeza, torturan a menores de edad como revancha. Y a pocos metros, miles de cigarrillos y mercaderías siguen cruzando el río de contrabando, con destino a Brasil. Una enorme sonrisa se dibuja entretanto en el rostro del dueño de la tabacalera fabricante de esos cigarrillos, abrazado al Presidente de la República, demostrando que la “cicatriz” de heridas que nunca existieron, hizo efecto. Cae el velo y se revela que mafia y gobierno son uno solo.

Dueños de grandes tiendas esteñas –cuyos productos cruzan al Brasil por los mismos puertos clandestinos que los cigarrillos–, resultó que ya en campaña política se habían reunido con Mario Abdo y con Hugo Velázquez, un vicepresidente que es mucho más que un florero, es hacedor de pactos que permiten impunidad. Él lo puede negar, pero cómo creerle que a Walid Amine Sweid no se le prometió impunidad, si el proceso por lavado de dinero y evasión de impuestos que se le sigue ya lleva seis años, 400 tomos y ninguna imputación.

En las fotos, sin tapabocas, los que están en el poder se matan de la risa de nosotros. En los hospitales la gente muere por falta de insumos y camas de UTI. Es un sistema obsoleto que jamás se intentó levantar y que hoy, ante una pandemia, nos pasa la factura. De terror. Les pasa por la tangente.

mariana.ladaga@abc.com.py

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