Operativo pan dulce

En la semana que termina dos fueron los debates planteados sobre el tránsito desde diferentes instituciones.

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El anuncio de que los inspectores municipales de tránsito de Asunción, popularmente conocidos como “zorros”, no saldrían a multar durante 45 días como una especie de tregua para encarar un plan de educación vial en la capital, motivó la pregunta sobre si puede la autoridad municipal puede desentenderse de su obligación de controlar el cumplimiento de las normas de tránsito.

Ante la pregunta y las críticas, el anuncio fue suavizado luego, argumentando que en realidad sí seguirían sancionándose las faltas graves y gravísimas, y que se aprovecharían las infracciones leves para recordar a los conductores las reglas de circulación.

Los malpensados inmediatamente relacionaron también esta especie de tregua anunciada por el intendente Rodríguez como un intento de controlar la voracidad de los inspectores en éste período en el que tendremos las Fiestas de Fin de Año, con la posibilidad de operativos “Aguinaldo” y “Pan Dulce”, que no son otra cosa sino un simple apriete al conductor sorprendido infringiendo alguna norma, con la intención de sacarle dinero.

Como sea, es al menos interesante recordar que la policía municipal debe cumplir también una función orientadora y difusora de las normas de tránsito, y no solamente actuar cual lobo agazapado esperando a la caperucita para darse un banquete.

Coincidentemente esta semana la Patrulla Caminera también anunció que sus inspectores ya no harán más barreras de controles aleatorios en las rutas, y que solo actuarán en casos de flagrancia en la comisión de alguna falta, aunque sí seguirán realizando las barreras de control de alcotest.

Inmediatamente el escepticismo se apoderó de quienes saben que hecha la ley, hecha la trampa, y que depende de la voluntad de un inspector el argumentar que el conductor venía realizando alguna maniobra imprudente para demorarlo e inducir el momento hacia la necesidad de algún arreglo que evite la pérdida de más tiempo.

“Ya no queremos que por parar nomás no se le pare más a la gente” nos decía en la 730AM el director operativo y de control de la Caminera, el inspector Florencio Vargas, quien también recordó que en el caso de los vehículos con chapa extranjera hay incluso una directiva desde el año antepasado que establece que está prohibido demorarlos.

Vargas puso como ejemplo para esta nueva directiva el constatar que entre San Lorenzo y Ciudad del Este hay 6 controles, y que si en cada uno de ellos se demora en promedio unos 10 minutos esto equivale a agregarle una hora al tiempo de viaje.

¿Escepticismo sobre estos nuevos anuncios? Sin duda, sobre todo al recordar que es muy frecuente ver en nuestras calles rutas y avenidas a familias enteras sobre pequeñas motos, a semáforos cuyo respeto es aleatorio, a adelantamientos que se hacen en zonas prohibidas, a vehículos que circulan por la izquierda cual cortejo fúnebre o a habilidosos kamikazes que tienen la capacidad de ir chateando mientras conducen sus vehículos.

Y así podemos seguir enumerando una larguísima lista de infracciones que en su momento todos cometemos en mayor o menor medida.

¿Cuál es el camino entonces? Indudablemente el tratar de cumplir las reglas para poder circular sin ser molestados sin motivo, pero sobre todo controlar a quienes tienen que aplicar ese conjunto de normas que entendemos como reglas de circulación.

Como sostenía Jefferson, el precio de vivir en libertad es la eterna vigilancia, y eso se aplica también al tránsito.

guille@abc.com.py

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