El Mariscal Francisco Solano López, máxima figura de nuestra nacionalidad, prefirió morir antes que rendirse aquel fatídico 1 de marzo de 1870 en Cerro Corá, La Guerra de la Triple Alianza, que duró 5 años y diezmo a la población, es un hecho analizado en el mundo entero por los historiadores. Hay cientos de libros escritos con seriedad y objetividad por autores internacionales que finalmente se solidarizan plenamente con el Paraguay. Es una pena que nuestros jóvenes desconozcan esta fecha.
El patriotismo consiste entre muchas otras cosas amar el suelo que defendieron nuestros padres y abuelos; es leer la historia, homenajear a los héroes, cuidar los símbolos, alzar la bandera y cantar el himno. Asimismo es tomar consciencia del gran compromiso de todos los ciudadanos de forjar una patria libre, independiente y soberana, sin intromisiones de extranjeros. Es cuidar los recursos naturales sin dejar que nadie se apropie de ellos. Proteger la flora y la fauna. Es saber votar y vigilar a las autoridades.
El desconocimiento del pasado es una falla de la educación, de maestros que tampoco valoran el sacrificio de nuestros héroes. No dimensionan la grandiosidad de esas épicas ni la transcendencia de la guerra; aunque todos sabemos que sobrevive la nación guaraní gracias a la bravura de nuestros leones. La sociedad, medios e historiadores tienen cuota de responsabilidad de no convertir el 1 de marzo en un día grande, emotiva e inolvidable con cantos, recitados, festivales, desfiles y actos culturales.
La historia es la inspiración de la política, es la gran maestra. Cuando les conviene usar el nombre de los héroes si lo hacen sin problemas. Aunque los políticos también ignoran a profundidad los hechos relevantes de nuestra historia. Si todos dominásemos la historia griega, egipcia y romana, Seria una ayuda para entender mejor las cosas. Se ampliarían mejor la visión sobre los hechos, hablaríamos y escribiríamos sin tantos errores que dan vergüenza. Haríamos fantásticas narraciones a nuestros hijos y nietos y seriamos muy interesantes.
Los historiadores saben de lo fascinante del tema. Y también se sienten muy dolidos por ignorar fechas tan transcendentes. Sin embargo damos enorme valor al futbol, farándula, novelas o artistas de moda. La civilización del espectáculo de Mario Vargas Llosa donde todo es brillo, color y ruido pero nada profundo. Pura cáscara y superficialidades. Ese es el mundo que nos toca. Muy lamentable por cierto.
Ojalá mañana sea distinto y recuperemos el amor a la historia. Ojala la juventud sepa responder las encuestas. Décadas atrás hubo un programa: “Patria es historia” donde los jóvenes competían en conocimientos. Un deleite ver ese espacio educativo. Ojalá vuelva algo parecido.