Narcotráfico, la deuda e Itaipú

Con bombos y platillos, en un acto en Hernandarias, las autoridades de Itaipú celebraron la cancelación de la deuda de la entidad, con el último pago de 115 millones de dólares. Un día histórico, señalaban, mientras destacaban las bondades de lo logrado por Itaipú con el aporte de fondos sociales, la construcción de puentes y puestos sanitarios, la conservación de las represas, y el uso de la energía. Migajas de la gran estafa que hoy celebran como logro, buscando que la misma quede olvidada y, por sobre todo, impune.

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Unos días antes, asesinaban en plena tarde de sábado, en el estacionamiento de un supermercado en la capital del país, a una persona vinculada al narcotráfico. El pasado lunes, iniciaban las clases a nivel país, con niños que regresaron a dar clases bajo los árboles. Mientras, el país se enfrenta a una epidemia de chikungunya con niveles de infección y de muerte anteriormente desconocidos, y, en el día a día, las familias trabajan, cuidan a sus seres queridos, buscan como pagar las cuentas y sacar a los suyos adelante.

En el trajín del día a día, las cosas van pasando, los sucesos se van normalizando, y, eventualmente, cuando no hay una perspectiva de cambio, se van olvidando. Un robo más en la larga lista de la corrupción. Un asesinato más en la larga lista del narco. Un muerto más en la larga lista de la epidemia. Y así.

Sin embargo, existen hechos que marcan la diferencia, y que son hitos de lo que fue y de lo puede ser. Los asesinatos del narco en espacios públicos a la luz del día son un punto de inflexión, para peor. Son un gran llamado de atención de hacia donde seguiremos yendo como país si este camino no se corta de raíz. Son un futuro poco amigable que se vislumbra si continúa creciendo el poder y la impunidad de estos grupos.

Asimismo, la deuda de Itaipú es un punto de inflexión. La estafa del siglo que terminó impunemente de ser pagada, y que sigue manteniendo el mismo esquema de saqueo dentro de la entidad, con la posibilidad de seguir garantizando otros robos impunes más. Millones de dólares regalados a la corrupción, del bolsillo de las familias trabajadoras paraguayas y brasileñas. 63.500 millones de dólares en deuda, de los 3.554 millones de dólares iniciales, en un salto dado por las sobrefacturaciones, reestructuraciones, intereses, intereses sobre los intereses, y las distintas maniobras financieras que terminaron pagando 1.700% más.

Mirar esta estafa, y su mecanismo de operación, es necesario para proyectar un futuro de transparencia y prosperidad. Dejar impune la estafa del siglo, anotar los 63.500 millones de dólares en la lista de “otro robo más”, y dejar que continúe el mismo esquema blindado en la binacionalidad, solamente seguirá profundizando el camino de enriquecimiento de unos pocos, a costa de la posibilidad real de desarrollo del país, de desarrollo de la mayoría.

Cambiar este esquema es posible. Frenar nuevas deudas y nuevos saqueos es posible. Recuperar lo robado es posible. Que los responsables paguen ante la justicia, es posible. No es fácil, pero es posible. Existen experiencias históricas que lo demuestran. Existen investigaciones que lo sustentan.

Pero la base de todo ello está en romper que cada robo, cada estafa, cada asesinato, cada muerte, se vuelva “normal”. No es normal que ayer las autoridades hayan celebrado como un gran logro, lo que es una gran estafa. No es normal que asesinen a personas a la luz del día en un espacio público en la capital. No es normal que mueran compatriotas de causas prevenibles. No es normal que los techos sigan cayendo en las escuelas. No es normal que estemos mal.

La normalización de todo esto, es parte de anestesiar. Convencer a la ciudadanía que “no se puede hacer nada”, “que así siempre fue”, y, en consecuencia, que “así será”. Los grandes cambios han iniciado rompiendo esta inmovilidad y sentimiento de “no se puede”. Han venido de la unidad y amplia movilización de la ciudadanía. Han venido de la suma de esfuerzos ciudadanos, cada uno desde su lugar, articulando y empujando. Y han logrado dar vuelta la situación, haciendo de ese hito, el inicio de algo mejor.

Que el pago de la deuda nos lleve a eso. Que la celebración de ayer martes sea la antesala de celebrar el cambio del esquema de manejo de Itaipú, y celebrar el manejo soberano y transparente del 50% paraguayo, hoy amortizado, desde el pueblo a través del Estado, para el desarrollo nacional.

* Politóloga, docente e investigadora. Integrante de la Campaña Itaipu ñane mba´e. @cvuyk. ceciliavuyk@gmail.com

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