Hitler liberado

Los acontecimientos de la tarde del viernes 7 de julio pasado me llevaron a repasar en Wikipedia la historia de la cárcel de Landsberg, en Baviera, Alemania, a unos setenta kilómetros de Munich, la capital de ese estado alemán.

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Allí cumplió pena carcelaria Adolfo Hitler, entonces futuro dictador de Alemania.

Durante las jornadas del 8 y 9 de noviembre de 1923, Hitler, que ya era jefe dictatorial del partido Nacional Socialista Obrero Alemán (“nazi”), y el ex jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas alemanas, general Erich Luddendorff, ensayaron un golpe de Estado, el “golpe de la cervecería”, contra la Constitución de Weimar, que organizaba la recién fundada República Alemana.

Unos dos mil fanáticos de Hitler cerraron la plaza Feldherrnhalle de Munich y sus accesos y en el enfrentamiento resultante murieron 16 fanáticos de Hitler y 4 agentes policiales. Hitler fue arrestado dos días después, juzgado y condenado a cinco años de prisión por traición y enviado a la cárcel de Landsberg.

El intento de golpe dio a Hitler, por primera vez, difusión nacional, lo convirtió en figura nacional, centro de la atención mediática en Alemania y el mundo.

Su juicio duró 24 días durante los cuales fue la estrella del momento, tiempo que supo usar para exponer sus posiciones sobre la situación del país.

En la cárcel ecribió su famoso libro “Mein Kampf” (“Mi Lucha”), que se convirtió en uno de los más vendidos de Alemania.

El juicio fue deslegitimado por simpatizantes de Hitler desde el principio por razones procesales (todas contestadas por el ministerio público bávaro pero todas consideradas por el gobierno de Baviera por “cálculo” político) que se usaron luego para obtener su pronto perdón, apenas 264 días después de haber ingresado a prisión. El propio Hitler contó el proceso: “Debo mi liberación al (miembro del) jurado Hermann… Me dieron una pena condicionada a su remisión a los seis meses… Desde que este compromiso no fue cumplido, Hermann escribió al gobierno (bávaro) informando que reportaría públicamente la situación si no era liberado…”

La Corte Suprema de Baviera aceptó el argumento, e Hitler recuperó su libertad el 20 de diciembre de 1924.

El juez Raúl Florentín, supliendo la ausencia del titular de la causa, Julián López, acaba de regalar a la República del Paraguay la repetición de aquel grave error de la Corte bávara en Alemania. Tienen catorce mil prisiones preventivas sin justificación los jueces de la clase de Florentín, pero cuando hay razones legales para imponerla, las desconocen, por “cálculo”.

Sin comprensión alguna del pasado, sin proyección alguna del futuro, Florentín liberó a Payo Cubas el pasado viernes, (fácticamente, ya que no formalmente), el líder de los nazis paraguayos.

evp@abc.com.py

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