El olvido del 12 de octubre de aquel 1813

El 12 de octubre de 1813 el Paraguay se declaró república. Dejaba la condición de provincia y blindaba su soberanía ante la apetencia extranjera. El Paraguay se erigía así en la primera república, por lo menos nominal, de Hispanoamérica, jugada geopolítica de José Gaspar Rodríguez de Francia frente al deseo hegemónico de Buenos Aires. Asunción ya no aceptaría ninguna autoridad más que la suya propia. Esa gesta parece hoy tristemente olvidada.

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La independencia del Paraguay no se dio en el espacio de unas horas transcurridas entre una noche y una madrugada. Fue un curso histórico específico y, a la vez, parte de un proceso que involucró a la región hispanoamericana, a la península Ibérica y a una parte de Europa. En nuestra independencia hubo causas y efectos que se eslabonan en una sucesión de acontecimientos que denotan la complejidad de la Historia.

El 8 de octubre de 1812, Buenos Aires tuvo un nuevo gobierno cuyo objetivo prioritario fue llamar a congreso a todas las provincias del Plata, para reunificar el antiguo virreinato con los porteños como autoridades máximas.

Buenos Aires había reconocido la independencia del Paraguay en su respuesta a la nota del 20 de julio de 1812, pero insistió en que enviase sus diputados al congreso de las Provincias Unidas del Río de la Plata, con el propósito de neutralizar aquella determinación y someter a los paraguayos.

El portador de la invitación fue Nicolás de Herrera, quien llegó a Asunción el 8 de mayo de 1813. Francia, miembro de la Junta Superior Gubernativa presidida por Fulgencio Yegros, ideó la estrategia: convocar un congreso de mil diputados de todo el territorio paraguayo, para que decidiera sobre la invitación. Tal congreso se inició el 30 de setiembre y culminó el 12 de octubre de 1813 y consagró un Reglamento de Gobierno cuyo artículo primero señalaba: “Continuarán en el Superior Gobierno de la Provincia solamente los dos ciudadanos Don Fulgencio Yegros y Doctor Don José Gaspar de Francia, con la denominación de Cónsules de la República del Paraguay…”.

Respecto al Congreso de 1813, el historiador Herib Caballero afirma que fue una medida revolucionaria el conferir el derecho al sufragio a todos los ciudadanos del pueblo, “para que de ese modo la voluntad general se expresara libremente”. Nicolás de Herrera retornó a Buenos Aires con la contundente respuesta paraguaya: somos república y no más provincia.

Actualmente, la República del Paraguay, más que la amenaza de potencias extranjeras, sufre el peligro de fuerzas internas violadoras de instituciones. Un país soberano es aquel cuyas autoridades actúan en el marco de la ley, en defensa de los intereses de la nación. Hoy vemos con pavor que en la médula del poder rigen preponderantemente turbios intereses sectarios y particulares.

Es necesario refundar la República en memoria de la gesta del 12 de octubre de 1813. El Paraguay debe ser libre de los corruptos que trafican con todo aquello que deshonra el recuerdo de nuestros próceres.

nerifarina@gmail.com

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