Nuestros “monstruos”

¿Están seguros que el problema es la Unión Europea? ¿U otros espíritus no chocarreros?

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La República de China-Taiwán, nuestro aliado diplomático, es hoy una potencia tecnológica por su apuesta al desarrollo apuntalado por la fuerte inversión en educación y blindaje de rencillas político-partidarias, así como de dogmas.

En el presupuesto nacional taiwanés, los recursos para educación, ciencia y cultura no pueden ser inferiores al 15% de su Producto Interno Bruto (PIB). En la actualidad, el nivel de inversión en el área se ubica entre 15 y 20%.

¿A qué los llevó esta política de Estado? Su PIB per cápita ronda los US$ 33.011 y su poder adquisitivo per cápita (PPA) es de US$ 59.398.

En 2021, su PIB se ubicó en US$ 775.000 millones. En 2022, creció un 2,5% más.

El Paraguay destina apenas el 3,4% del PIB para educación, uno de los más bajos de la región. Y nos urge llegar al 7%, para seguir remándola. El presupuesto 2024 para el Ministerio de Educación de Paraguay es de unos US$ 1.500 millones (aprox. 10 billones de guaraníes). Hagamos un mea culpa. ¿Cuántos de los que están leyendo estas líneas siguen el tratamiento de la segunda –si no es la primera– ley más importante, que muestra para dónde apunta el Gobierno actual y marca el destino del país? ¿Saben qué lugar ocupa Educación en el PGN 2024?

La Ley N° 6659/2020 “Que aprueba el convenio de financiación entre la Unión Europea y la República del Paraguay para el Programa de Apoyo a la Transformación del Sistema Educativo en Paraguay, y sus anexos” sigue en vigencia. Intacta. De esta manera el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) continuará recibiendo dinero de la UE.

Y debería darnos vergüenza por autoexponernos como un país limosnero e incapaz de priorizar la inversión en educación.

¡Dioses! Los “monstruos” que nos acechan no son foráneos. Y están sentados a la izquierda y a la derecha de los poderes del Estado. Son quienes tienen a su cargo la asignación de los fondos públicos, la aprobación y ejecución del PGN año tras año. Los mismos que no deberían despilfarrar los recursos públicos y en su lugar deberían privilegiar la inversión para la formación académica.

La educación paraguaya, cual “iglesia mendicante”, sobrevive y se completa con los aportes de otras naciones cooperantes que ceden recursos a petición de los administradores de turno, quienes después aparecen con la falsa y recurrente retórica de la defensa de la soberanía y valores.

Habrá que obrar en consecuencia.

viviana@abc.com.py

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