Timadores de la política

Más que nunca el país necesita de una oposición con fuertes convicciones, que haga frente al avasallamiento institucional de un cartismo que se adueñó de los tres Poderes del Estado y los organismos extra poder.

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Pero ahí están los timadores de la política, ocupando sin ruborizarse sus bancas en las dos Cámaras del Congreso. Para lo único que sirven es para darle los votos a las bancadas oficialistas cada vez que estos proponen un nuevo proyecto de ley de su conveniencia.

Estos embaucadores de la política se postularon a los cargos vendiendo la falsa imagen de opositores y hasta en algunos casos criticaron al Partido Colorado y sus políticas durante sus discursos de campaña. Pero ya todo estaba premeditado.

Una vez que captaron los votos de los incautos y llegaron al Congreso, otros lograron el rekutu, se sacaron la careta y empezaron a actuar como satélites de Honor Colorado. Y no satélites porque se creen estrellas pero en realidad son aparatos, sino porque orbitan alrededor de los colorados oficialistas, esperando la orden pertinente.

Son serviles, son perritos falderos, son aduladores y ni siquiera se preocupan por guardar las formas. Nunca declararon como la diputada y líder de bancada del cartismo, Rocío Abed, que le mueve la colita a Cartes cada vez que lo vé, pero esto queda implícito para estos autodenominados opositores.

Varios de ellos forman parte de un partido tan tradicional como perdedor y que en el último tiempo está sufriendo la fuga de varios de sus principales actores. Una nucleación política tan fragmentada que pocas esperanzas otorga para aquellos que sueñan con la simple alternancia de poder en el país.

Al grupo de senadores liberales ya conocidos por su preferencia hacia la azulgrana y no precisamente por ser cerristas, se les sumaron otros del partido ubicado sobre la calle Iturbe que dieron el quórum necesario para que Alicia Pucheta pueda jurar como integrante del Consejo de la Magistratura.

Estos parlamentarios liberales se mostraron críticos hacia el cartismo en otras ocasiones, pero al parecer “la buena presencia y la facilidad de palabra” del expresidente de la República los está empezando a convencer.

Si tuviesen un poco de vergüenza, lo mejor que podrían hacer es pasar por el local ubicado sobre 25 de Mayo casi Tacuary y directamente afiliarse a la ANR. Así mismo como lo había hecho Santiago Peña en su tiempo de Ministro de Hacienda. No habría tantos problemas si total ya son secretarios de Bachi Núñez en el Senado y de la esposa del titular de Itaipú en la Cámara de Diputados. Mba’e la tanto.

Lo que queda claro es que salvo honrosas excepciones, los apodados opositores en el Congreso, solo sirven para darle una aparente legitimidad a los proyectos de Ley que salen del Poder Ejecutivo. Algo así como el proyecto de Ley de Superintendencia de Jubilaciones y Pensiones que firmaron varios líderes sindicales, también completamente entregados al grupo de poder de turno.

¿Será que el electorado nacional ávido de algún tipo de cambio estructural en el país, mediante políticas que de verdad apunten al desarrollo social, podrá en el futuro identificar a estos estafadores del proselitismo y será capaz de descartarlos?

Todos los caminos conducen a que esto no ocurrirá y los oportunistas que no consiguen un lugar en la Junta de Gobierno, seguirán disfrazándose de opositores.

rodasportillo@gmail.com

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