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Buenos Aires acuñó el sueño de quienes intentaban trascender; de los que se creían capaces de triunfar en un medio cargado de dificultades a vencer. La gran ciudad era la meta aspirada. Ofrecía oportunidades de trabajo, una atmósfera donde se podía crear y difundir lo creado, una tranquilidad económica que nuestro país no podía ofrecerles. El mismo Manuel Ortíz Guerrero le instó a su amigo, José Asunción Flores, que se fuera a Buenos Aires para hacerse conocer y hacer conocer su creación, la guarania. Asunción no podía contener demasiado talento, necesitaba otra tierra para germinar nuevos proyectos. Y así fue. Una oleada de músicos, poetas, compositores, construyeron la mejor -¿la única?- generación de artistas. Fue así que desde Buenos Aires llegaban al Paraguay, envueltas en discos, las últimas e inspiradas creaciones de los compositores.
Ese tiempo singular se acabó. No obstante, hay personas y asociaciones que siguen en la tarea de plantar la presencia artística paraguaya.
Es de señalar, también, la gran tarea que lleva adelante, desde los Estados Unidos, la investigadora Teresa Mendez Faith. Cada semana difunde para varios países las creaciones de nuestros escritores a más de la publicación de libros que retratan nuestra cultura literaria.
En París, desde la Unesco se trabaja –con la embajadora Nancy Ovelar al frente- para que este año se declare a la guarania Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Será el justo reconocimiento a Flores y a quienes siguieron sus huellas en la creación musical.
Después de la capital argentina, Europa fue el desafío para los músicos. Y allá se fueron y allá recibieron aplausos.
En los últimos meses desde la península ibérica se irradian nuestras creaciones artísticas y culturales que incluye la cinematografía. Acerca de este arte, la ministra de Cultura, Adriana Ortíz, estuvo en Málaga, España. El Paraguay fue invitado de honor en su festival internacional de cine. En la ocasión, fue premiado el trabajo de un compatriota. Se abrió otro camino para nuestros creadores cinematográficos, cada vez más numerosos y con propuestas novedosas. España es una tierra propicia para nuestros artistas muchos de los cuales se abrazaron al éxito en ese país.
Igualmente, Portugal es la puerta de entrada para nuestras manifestaciones artísticas en Europa. Con motivo de la esperada decisión de la Unesco acerca del reconocimiento a la guarania como patrimonio universal, estuvieron en Lisboa cantantes como Lizza Bogado y Ricardo Flecha.
También en Lisboa se memoraron los 70 años de “El trueno entre las hojas”, de Augusto Roa Bastos. Lo hizo por nuestro país la rectora de la Universidad Autónoma de Encarnación y vicepresidenta de la Fundación Roa Bastos, Nadia Czeraniuk. Fue en el local que recuerda al Premio Nobel, José Saramago. Estuvo presente, también, el embajador paraguayo en Portugal, Julio Duarte van Humbeck. Están en camino otras iniciativas cuya realización hará conocer nuestra riqueza artística y cultural.
Pero hay un problema ¡Cuando no! En estos días el gobierno anunció el cierre de nuestra embajada en Portugal. Al parecer, para ahorrar dinero. Pero este mismo resultado se puede tener con la disminución del personal que sobra en muchas embajadas pero ¡cerrar la de Portugal!, el paso a Europa de Latinoamérica. La desaparición de la embajada paraguaya en Portugal significará un grave retroceso en lo cultural y artístico justo en estos momentos de felices iniciativas. Necesitamos trascender y no que nuestro mismo gobierno nos corte el camino.
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