La historia sin fin

Nuevamente, 16.000 “asegurados” del Instituto de Previsión Social (IPS), en el Chaco, están desamparados. La mala noticia sacude, una vez más, la poca estabilidad en cuanto a salud que los asegurados del departamento de Boquerón tienen.

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Ningún gobernante de turno parece ponerse la camiseta y luchar por destrabar los procesos ridículamente burocráticos y amañados del ente que, fuera de recibir el generoso aporte de los trabajadores de la región chaqueña, no se pone a la altura de la demanda.

La salud en el Chaco atraviesa una situación compleja en el sector público, la mayoría de las autoridades sanitarias se preocupa solo por acomodar con rubros del Ministerio de Salud desde cónyuges hasta “amigos de afiliación política”, sin olvidar que los cargos de favor son práctica tan común que no sorprenden más a nadie. Mientras tanto los pacientes de escasos recursos, los aportantes y Juan Pueblo deben tratarse como puedan.

Poco o nada han copiado de nuestros vecinos colonos menonitas, los cuales poseen un envidiable y funcional seguro que brinda cobertura sin cortes a sus aportantes.

El Chaco se debate entre las dos caras de la moneda, el que aporta y tiene el seguro constantemente cortado y el que aporta privadamente y posee todas las garantías. Esto esconde también una realidad casi “invisible” y es que quienes la pasan peor son los pueblos originarios, los cuales deben atravesar un periplo si su urgencia de salud es grave, apelando a las clínicas indígenas o al seguro interno que poseen y al cual el IPS está echándole el ojo.

En el caso que la deuda del IPS entre a negociación nuevamente, el trámite obligatoriamente corta por varios días la atención médica.

Ese lapso es de mucha dilatación y no se concreta hasta que la nueva adenda esté lista. En reiteradas ocasiones, los hospitales privados intentaron negociar el nuevo contrato antes de que el cupo se corte, pero el IPS prefiere hacer pasar un mal rato a sus asegurados.

Un seguro que no se corte. Un hospital nuevo con personal capacitado. Salario digno para el personal del blanco y autoridades sanitarias con un mínimo de sentido ético, no es mucho pedir para una ciudadanía que trabaja de sol a sol para forjarse un futuro.

¿Quién nos representa? Nadie parece interesarse en realidad por el destino de los pacientes del Chaco. Lo único que nos queda es rogar por buena salud y que todas nuestras dolencias sean milagrosamente curadas con un “geniolito”.

natalia.ortiz@abc.com.py

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