Podemos leer la historia de la Cenicienta, sostiene la filósofa Montserrat Álvarez, como una metáfora de la aletheia.
Recién publicada, la nueva novela histórica de Gustavo Laterza Rivarola recrea la vida de un veterano conquistador que llega a Sevilla en busca de un famoso alquimista y herborista andaluz. Sus conversaciones y peripecias van configurando un vívido relato de los hechos y circunstancias del origen colonial de lo que conocemos hoy como Paraguay.
Del poema que W. S. Merwin le dedicó a Hans Hoffman, y de Hans Hoffman, que dedicó su vida a aprender de Durero, y de Durero, que le enseñó a Hoffman a mirar un erizo, y del erizo, que nos sigue enseñando a mirar hoy a todos.
Inspirada por la nostalgia de la vida nocturna en estos tiempos de reclusión, estrenamos una nueva serie: la Historia de los Bares –y de los cafés y las tabernas y las tascas y los pubs y los copetines de barrio y todos los antros de mal vivir de ayer y hoy, y de todos los rincones del mundo entero–, para salir de juerga con la imaginación y la memoria. Feliz «cuarentena inteligente».
El mismo año –1889– en que se inauguraba la Torre Eiffel, el primer número de The Wall Street Journal salía a las calles y nacía Adolf Hitler, y el mismo lunes –23 de septiembre– en que moría en Londres el autor de The Moonstone, Wilkie Collins, Fusajiro Yamauchi abría en Kioto un pequeño negocio que creció rápidamente vendiendo naipes artesanales a la Yakuza, mafia que controlaba las salas de juego y las apuestas. Lo llamó Nintendo.