El cine como obsesión total (III): el destino, el terror, el horror y el deseo

Tercera y última entrega de este recorrido, de la mano del crítico cinematográfico Gustavo Reinoso, por la obra de uno de los realizadores que han marcado indeleblemente no solo el lenguaje audiovisual sino la sensibilidad estética de nuestro tiempo: Stanley Kubrick.

El resplandor (Stanley Kubrick, 1980).
El resplandor (Stanley Kubrick, 1980).Archivo, ABC Color

Cargando...

Impedido de filmar su biografía de Napoleón por circunstancias que escapaban a su control, como relatamos en la entrega anterior, Kubrick, probablemente por algún sentido de pertenencia, se veía atraído por historias de personajes de origen más bien modesto que llegaban a la cima; su propia biografía, la de un jovencito del Bronx, sin educación universitaria, devenido uno de los máximos realizadores cinematográficos del orbe, explica esta predilección. Al no poder filmar la vida del mayor aventurero de la historia universal, eligió recrear a un arribista social menos desmesurado, y así nació una admirable pieza de ficción histórica a partir de la novela de William Makepeace Thackeray (1811-1863) La suerte de Barry Lyndon (The Luck of Barry Lyndon) (1).

Barry Lyndon, o el destino

Estrenada en 1975, Barry Lyndon está ambientada en la Irlanda, la Inglaterra y parte de la Europa continental del siglo XVIII, y narra las peripecias del aventurero irlandés Barry Lyndon, quien, tras servir en el ejército inglés como voluntario, y en el ejército prusiano a la fuerza, durante la Guerra de los Siete Años (1756-1763) deviene un tahúr experto en desplumar a ludópatas de la aristocracia. Barry parece ascender a la cumbre mediante un matrimonio de conveniencia con una rica viuda, pero si algo caracteriza al personaje de Barry Lyndon es la imposibilidad de escapar a su destino pese a su ambición, su astucia y sus recursos. Protagonizada por Ryan O’Neill, Marisa Berenson y Patrick Magee, rodada en locaciones de Irlanda e Inglaterra, en interiores de edificios de la época, con un vestuario magnifico, Barry Lyndon se erige como una reconstrucción de época brillante, minuciosa y preciosista. Inspirada en pintores de la época como Thomas Gainsborough (1727-1788), William Hogarth (1697-1764) o Joshua Reynolds (1723-1792), Barry Lyndon es una gratificante e inolvidable experiencia visual. El uso de los planos, el zoom y los travellings a tres cámaras hilvanan una narrativa visual exquisita. No está ausente la innovación tecnológica, y el uso de cámaras con lentes zeiss f/04, especialmente sensibles a la luz, permitió filmar interiores solo con la luz de las velas, acercando al espectador a un verismo visual hasta entonces imposible.

Como siempre cuando de Kubrick se trata, la música tiene una posición crucial en el filme: el folclore de aire céltico suena con canciones como Mujeres de Irlanda, de Seán O’Riada, y destacan además la Sarabanda de la Suite Orquestal N° 4 de Haendel, la obertura para Idomeneo de Mozart, el movimiento andante del Trío para piano, chelo y violín Opus 100 de Schubert, música militar de inspiración tradicional inglesa como la marcha de Henry Purcell Liliburlero, y música militar germana como la Hohenfriedberger Marsch, cuya autoría es atribuida por tradición a Federico II el Grande de Prusia. Considerada fría y distante por la crítica en la época de su estreno, con poca repercusión en la taquilla y unos beneficios que no cubrieron el costo que había llevado hacerla, el tiempo colocó en su lugar a Barry Lyndon, para algunos quizás la mejor de las películas de Kubrick.

The Shinning, o el terror

En el otoño de 1974, un joven escritor estadounidense afrontaba con dificultad sus primeros éxitos editoriales, gracias a los cuales él, su esposa y su hijo comenzaron a dejar atrás la modestia económica que su porvenir de docente hasta entonces les auguraba. Sus novelas tenían éxito, e incluso una de ellas contó con una rentable adaptación a la gran pantalla: Stephen King, angustiado por la posible fugacidad del reciente éxito, encontraba consuelo en el alcohol. Thabita, su esposa, sugirió por aquellos días que se tomaran un fin de semana libre, sin los niños. Eligieron el Hotel Stanley, en las Rocallosas del Estado de Colorado. Como la temporada estival estaba dejando paso a un intenso frio, los King fueron los únicos huéspedes del desierto hotel. Esa noche, luego de despertar sobresaltado por una pesadilla, el novelista comenzó a escribir el manuscrito de su próxima novela, The Shining, El resplandor.

Publicada en 1977, The Shining fue un éxito de ventas y consolidó a King como autor de bestsellers. Kubrick captó de inmediato el potencial de la novela para el cine, adquirió los derechos e incluso pidió a King la redacción de un guion, que luego desechó. La película fue filmada íntegramente en Inglaterra, donde la fachada, el jardín y los interiores del ficticio Hotel Overloock fueron construidos especialmente para el rodaje. En la ya célebre introducción de los títulos iniciales con imágenes captadas desde un helicóptero, estas fueron filmadas en las inmediaciones del Monte Hood, en Oregón. El artilugio de una cámara con pesos de equilibrio que permiten tomas en movimiento sin vibraciones, la steadycam, fue ampliamente usado por Kubrick en esta película, permitiendo hipnóticas escenas en movimiento, como aquellas captadas desde atrás del triciclo de Danny mientras recorre velozmente los ominosos corredores del hotel.

En la trama de El resplandor, el escritor Jack Torrance (Jack Nicholson) acepta trabajar como cuidador de un hotel, construido en el emplazamiento de un antiguo cementerio indio en medio de las montañas, mientras el establecimiento está cerrado, durante el crudo invierno de las Rocallosas. Así, Jack, su esposa Wendy (Shelley Duvall) y su hijo de cinco años, Danny (Danny Lloyd), se aprestan a pasar unos meses completamente aislados en el gigantesco y vacío hotel.

En el Hotel Overloock, siniestras iniquidades y crímenes se han sucedido a lo largo de los años, y el pequeño Danny, que posee una especial percepción paranormal (llamada precisamente «el resplandor»), percibe este peligro. Por su parte, durante su estancia, instigado por los diabólicos fantasmas que pueblan el hotel, Jack Torrance desciende raudamente a la locura, tornándose violento contra su esposa e hijo, a los que pretende asesinar. Danny y su madre logran salvarse.

En su estreno, el filme recibió malas críticas, y King se manifestó siempre en contra de la obra de Kubrick, a la que acusaba de desviarse demasiado de la novela. Sin embargo, también desde su estreno, El resplandor fue un éxito de público y recaudó varios millones de dólares por encima del gasto que había llevado producirla. El resplandor es considerada hoy un clásico del cine del terror, una indiscutible obra maestra y una fuente inspiradora del género.

La música, como siempre en el cine de Kubrick, cobra una gran importancia narrativa: en base al himno litúrgico medieval Dies Irae en la versión de Berlioz, la compositora estadounidense Wendy Carlos (antes conocida como Walter Carlos) desarrolló una ominosa y característica banda sonora electrónica. En la película también se escuchan obras de Béla Bartók y de György Ligeti, y canciones de jazz como Midnigth, The Stars and You, de Al Bowlly.

Full Metal Jacket, o el horror

En la sociedad norteamericana de los años ochenta, el fenómeno histórico, político y social que se encontraba más sujeto a debate público y análisis desde los diversos espacios de la cultura estadounidense era la guerra de Vietnam. Existía una verdadera profusión de libros sobre el tema, tanto de ficción como de ensayo y de memorias, y la gran película de Francis Ford Coppola Apocalipsis Now (1979) había inaugurado una tendencia.

En ese contexto, Kubrick se interesó en la novela del exmarine y veterano de Vietnam Gustav Hasford The Short-Timers (1979), que fue la base de la película Full Metal Jacket, conocida en español como Nacido para matar. Estrenada en 1987, Full Metal Jacket tiene dos partes bien diferenciadas. La primera parte muestra al grupo de aspirantes a marines sujetos a todo tipo de violencia física y psicológica, ejercida por el brutal sargento instructor de infantería Hartman (un genial R. Lee Ermey) con el deliberado objetivo de borrar en ellos todo vestigio de personalidad individual y reconvertirlos en efectivos y letales asesinos. La segunda parte se desarrolla en la ciudad vietnamita de Hué durante la llamada «Ofensiva del Tet» (desarrollada de enero a septiembre de 1968). El rodaje fue realizado íntegramente en Inglaterra. Se importaron palmeras de España y se trajeron flores y plantas tropicales de plástico adquiridas en Hong Kong para la ambientación. Una planta de gas abandonada en Beckton, cerca de Londres, se hizo pasar por la ruinosa ciudad de Hué, y el equipo de producción quemó miles de cubiertas viejas de automóvil para crear un pesado humo negro.

La trama del filme gira en torno a las experiencias del integrante del cuerpo de marines apodado «Joker», «Bufón» (Matthew Modine), tanto durante su entrenamiento de recluta como en sus vivencias de periodista de guerra en Vietnam. El horror destructivo de la contienda está magistralmente representado por Kubrick, así como la deshumanización que impone el adestramiento militar a los soldados de élite y su comportamiento posterior como minuciosos asesinos. Una escena que, filmada en 1987, ya era histórica, además de premonitoria, es la del travelling en el que contemplamos la marcha de los jóvenes marines atravesando en medio de la noche una ciudad en llamas mientras cantan a coro, cual inocentes niños, la canción del Club de Mickey Mouse. Con el seudónimo de Abigael Mead, la hija del director, Vivian Kubrick, se encargó de la banda sonora, seleccionando una lista de éxitos de los años 60. Uno de sus aciertos fue el uso de la canción Paint it Black, de los Rolling Stones, asociándola a la guerra de Vietnam.

Eyes Wide Shout, o el deseo

Un viejo proyecto de Kubrick era filmar una adaptación de la novela corta Relato soñado (Traumnovelle, 1925) del escritor austriaco, admirado por Freud, Arthur Schnitzler (1862-1931), publicada en Viena en 1926 (2). Protagonizada por el entonces matrimonio estelar de Hollywood, Tom Cruise y Nicole Kidman, Ojos bien cerrados (Eyes Wide Shut, 1999) fue estrenada poco después del fallecimiento del director, quien, según sus allegados, tuvo tiempo de terminar la edición y el montaje final del filme.

La película narra la historia del joven y atractivo matrimonio formado por el prestigioso médico Bill (Tom Cruise) y Alice (Kidman), que frecuentan la alta sociedad neoyorquina. Bill da por sentada la devoción de su mujer hacia él, y por esta razón lo descoloca la confesión, por parte de su esposa, del deseo lujurioso que sintió por un desconocido oficial de la marina. Tal confesión derrumba el frágil andamiaje de las convicciones del personaje, que, casi inconscientemente, busca revancha de esa infidelidad no concretada. Sin rumbo, recorre las calles de la ciudad por la noche, y la infidencia de su amigo Nick Nightingale, un músico al que encuentra en un café de Jazz donde trabaja como pianista, lo arrastra a una misteriosa mansión donde la concurrencia enmascarada efectúa enigmáticos rituales y da rienda suelta a sus apetitos eróticos en desenfrenada orgía. Pero Bill no pertenece a ese lugar, de modo que será descubierto y el peligro se cernirá sobre él.

La película tiene un tono a medio camino entre la vigilia y el sueño, y coquetea con el cine erótico, el ocultismo y el subconsciente. De los dos protagonistas, sobresalen nítidamente las cualidades dramáticas de Kidman. La música incluye obras de Mozart (segmentos del Réquiem), Dmitri Shostakovich (Vals N° 2) y Jocelyn Pook (Masked Ball).

Aquí termina esta breve revisión que, con humildad, pretende ser un homenaje a una de las más ricas, exuberantes y variadas carreras del cine. Lejos de haber agotado el tema, seguro que en el futuro volveremos a visitar el fascinante cine de Stanley Kubrick.

Notas

(1) Publicada originalmente por entregas en el Fraser’s Magazine entre enero y diciembre de 1844 con el título The Luck of Barry Lyndon, la novela de Thackeray fue reeditada en Nueva York en 1852 por D. Appleton & Co. y en Londres por Bradbury & Evans en 1856, esta vez con otro título: The Memoirs of Barry Lyndon, Esq., By Himself.

(2) La novela de Schnitzler apareció publicada originalmente por entregas en la revista Die Dame entre diciembre de 1925 y marzo de 1926. Ese año, la editorial alemana S. Fischer presentó la primera edición en un solo volumen.

gustavoreinoso1973@gmail.com

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...